¿Piensas ir al cine este fin de semana? Aquí tienes las críticas de todos los estrenos del 8 de marzo del 2019, a cargo de los críticos de cine Quim Casas, Nando Salvà y Beatriz Martínez. Destacan los estrenos de 'Capitana Marvel', 'blockbuster' superheroico con carga feminista; 'Mula', del siempre noble Clint Eastwood; y '70 binladens', 'thriller' de atraco cutre que Koldo Serra, su autor, define como una mezcla de 'Tarde de perros' y 'La estanquera de Vallecas'.

'Mula': Clint Eastwood en un país hipotecado

Clint Eastwood no se dirigía a sí mismo desde hacía 10 años, cuando interpretó al exveterano de la guerra de Corea que vive en un barrio de Detroit repleto de inmigrantes asiáticos en 'Gran Torino'.

Después encarnó a un veterano ojeador de béisbol en 'Golpe de efecto', pero aquel filme estaba dirigido por otro, por su productor habitual Robert Lorenz. Ahora vuelve a ponerse a los dos lados de la cámara, a los dos lados del espejo que refleja la América cambiante que ha conocido el director y actor, para dar vida a otro veterano de Corea que acaba convirtiéndose en mula de un cartel de la droga mexicano.

En 'Gran Torino', el protagonista estaba jubilado y había perdido a su esposa. En 'Mula' también está jubilado, pero lleva años separado de su mujer y de su hija, uno de los temas vectores de Eastwood en las dos últimas décadas, las complejas relaciones generacionales, se dedica a la horticultura y está a punto de perder su casa. Por ello acaba convirtiéndose en mula de carga de los narcotraficantes. Por su edad no despierta sospechas y puede ir de un lugar a otro en su camioneta sin que la policía piense siquiera en pararlo.

Eastwood habla de un país en quiebra (moral, social, económica) a través de un personaje hipotecado y con deudas que no puede asumir. No es un relato en absoluto amable. El cineasta ha realizado una operación similar a la de 'Sin perdón', cuando decidió hacer reposar el guion y no llevarlo a la pantalla hasta que él pudiera encarnar, por físico, al viejo y desencantado pistolero protagonista. Nadie como Eastwood podría ser ahora Earl Stone, el anciano inspirado en Leo Sharp, quien trabajó para el cartel mexicano de Sinaloa por los mismos motivos.

La interpretación de Eastwood ennoblece el filme en el sentido de que le otorga una doble ración de verdad: la del físico del actor (que el próximo mayo cumplirá 89 años) y la de su mirada cada vez con menos prejuicios sobre los Estados Unidos. Otra doble mirada también, la del director y la del actor dirigido por sí mismo. No es una película sorprendente, pero si un filme útil.

'Cold november': Reflexión pacífica

Esta es una película sin complejos, un drama desaforado (un dramón) que asume su tono exacerbado desde el primer momento en relación a los avatares de su protagonista masculino. El filme procede de una cinematografía balcánica naciente, la de Kosovo, y al presentarla, su director, Ismet Sijarina, dijo que deberíamos hacer más películas sobre las guerras y menos guerras. Es un filme útil porque muestra una realidad silenciada aunque no tan remotamente alejada de los tiempos actuales, cuando los autoridades yugoslavas, en 1990, cancelaron la autonomía de Kosovo y liquidaron su Parlamento mientras la ciudadanía se manifestaba pacíficamente.

'70 binladens': Atracos y urgencias

Tras un 'thriller' rural y somero ('Bosque de sombras') y una forzada reconstrucción del bombardeo a Guernika ('Guernika'), el director Koldo Serra realiza otro giro drástico para relatar la tensa situación que se produce en una entidad bancaria durante un intento de atraco. '70 binladens' es como se llama coloquialmente a los 35.000 euros que la protagonista necesita urgentemente, y eso la lleva a pedir un préstamo, y eso a estar en el meollo del atraco. Serra varía constantemente de registro (un largo monólogo, un intenso plano-secuencia, toques casi de sainete) como si no acabara de encontrar el estilo definido para el filme.

'Las herederas': Primavera en otoño

En su primer largometraje, el paraguayo Marcelo Martinessi retrata a una mujer mayor que, tras permanecer años cerrada en sí misma y para su propia sorpresa, ve cómo la adversidad le proporciona una oportunidad para abrirse al mundo. La película la observa de forma pausada y cuidadosa, prestando atención a los detalles de su hermético mundo, y en el proceso logra generar cuantiosas dosis de empatía. En paralelo a ese estudio psicológico, además, la película ofrece afilados comentarios sobre las desigualdades sociales en Asunción, el precario privilegio que las distinciones de clase proporcionan y la permanencia del deseo sexual.

'La mujer de la montaña': Conflicto de intereses

Retrato de una ecoterrorista de mediana edad obligada a poner en cuestión aquello en lo que cree cuando descubre que su sueño de ser madre podrá finalmente hacerse realidad, la segunda película del islandés Benedikt Erlingsson intenta ser muchas cosas, de la fábula medioambiental a la epopeya de supervivencia pasando por la investigación ética y hasta por la comedia 'slapstick'. En todo caso, el cineasta se las arregla para equilibrar todos esos modos con eficacia, abandonando gradualmente el tono travieso para ir adquiriendo más profundidad emocional y política, y planteando interrogantes sobre los motivos del activismo y el conflicto entre el confort y los ideales.

'La noche devora el mundo': A solas con el apocalipsis

La ópera prima de Dominique Rocher no es cine de zombis aunque aparezcan zombis en ella; presta menos atención a la masacre causada por esas criaturas que a las cuestiones existenciales planteadas por ella. Aparentemente inspirado en títulos como 'Soy leyenda' y 'Náufrago', Rocher contempla al superviviente de una pandemia de muertos vivientes mientras se parapeta en un edificio y establece rutinas para resistir física y mentalmente, y en el proceso muestra mucho más interés en la psicología que en la acción. Como resultado, 'La noche devora el mundo' deviene un sombrío estudio sobre el aislamiento y la soledad y sobre la diferencia entre vivir y sobrevivir, y el retrato más inquietantemente realista de una situación imposible.

'Capitana Marvel': Feminismo pop de hace 20 años

El cine se compone de imágenes, pero también de ideas y de discursos. En ese sentido la factoría Marvel, se ha ido amoldando a la perfección a la dictadura de los tiempos, convirtiéndose en precursora de modas comerciales y ahora también en vehículo de exigencias sociales. Comenzaron imponiendo su sello a través de una cinética desmesurada y vacía que funcionaba por acumulación, hasta que se dieron cuenta de que no siempre más significaba mejor y apostaron por la originalidad tanto estética como narrativa para que cada episodio tuviera una entidad propia e independiente. En Black Panther consiguieron aunar riesgo, espectáculo visual y un fuerte sustrato político, sin embargo, en Capitana Marvel lo único que importa de verdad es el contenido ideológico, es decir, subrayar que nos encontramos ante una historia de empoderamiento femenino en la era del MeToo. El resto, poco importa. A nivel visual resulta predecible y vulgar, contiene graves problemas de ritmo, sus escenas de acción son poco imaginativas y su estética noventera resulta impostada, aunque servirá para elevar el nivel de endorfinas nostálgicas de la Generación X gracias a la inclusión de 'hits' de bandas femeninas como Garbage, Hole o Elastica.

El resultado no deja de ser agridulce, quizás porque se trata de un personaje inspirador de una gran resonancia simbólica que merecía más que un tercer acto que pusiera en valor que su verdadera fuerza procede de su interior, de todas esas veces que ha tenido que levantarse para terminar rompiendo las ataduras que la mantenían sometida a los designios del heteropatriarcado. La rotundidad de este momento queda diluida en un conjunto poco estimulante, que seguramente hubiera sido moderno para las niñas de hace veinte años, pero que ahora se limita a intentar vender una importante reivindicación a través de la fórmula de un caramelo pop prefabricado.

'Háblame de ti': No hay palabras

Hombre obsesionado por su trabajo y padre ausente, el CEO de una empresa automovilística es víctima de un derrame cerebral que le causa una pérdida de la memoria y la capacidad para el habla y lo lleva a reconsiderar su vida: gracias a una amable terapeuta, el hombre odioso se convertirá en un buen tipo. Mientras orquesta tan previsible historia de redención, el director Hervé Mimran no solo cae en obvias inconsistencias narrativas y en el sentimentalismo más facilón; mientras por un lado finge condenar los excesos del neoliberalismo, por el otro no logra ocultar su desprecio a colectivos como los funcionarios y los jóvenes.