Un hombre que fue encarcelado y torturado hace medio siglo y tiene que ver pasearse impunemente por la calle a su torturador, el infame Billy el Niño, que vive solo a 10 minutos de su casa. Una mujer que intenta averiguar si, como se cree, su hermano mayor fue uno de los miles de niños robados. Una anciana que deja flores a un lado de la carretera, sobre la fosa común en la que permanecen los restos de su madre. “A esos zarzales tiraron la ropa y la dejaron desnuda”, recuerda. Son algunas de las víctimas directas o indirectas del franquismo cuyas historias componen el documental 'El silencio de otros'.

“¿Cómo es posible que en 2018, en un país de valores cristianos, haya gente que muere antes de poder sacar a sus seres queridos de las cunetas para enterrarlos? ¿Y cómo es posible que haya miles de personas que no hayan llegado a conocer a sus padres?”, se pregunta Almudena Carracedo, codirectora de la película junto a su compañero, Robert Bahar. “Nuestro objetivo ha sido tratar de entender ese empeño nuestro en en no cerrar las heridas".

Desde este fin de semana en los cines tras ganar dos premios en la pasada Berlinale y pasar esta misma semana por Festival de Sevilla -donde se anunció su candidatura al premio al Mejor Documental que concede la Academia de Cine Europeo-, 'El silencio de otros' es un testimonio de las luchas de quienes buscan erradicar los efectos de la Ley de Amnistía de 1977, que sirvió para liberar a los presos políticos de Franco pero también para prohibir cualquier acción legal contra su armada de asesinos y torturadores. “En interés de la reconciliación se decidió que lo mejor era pasar página”, comenta la directora. “Y sí, hay que pasarla, pero solo después de leerla. No se nos puede robar la historia”.

JUSTICIA UNIVERSAL

Producida por los hermanos Pedro y Agustín Almodóvar, 'El silencio de otros' es el resultado de más de seis años de trabajo recopilado en 450 horas filmadas. "Nuestra idea ha sido siempre huir de los datos y acercarnos al rostro del sufrimiento cotidiano", comenta Carracedo. La idea de la película, añade, se les ocurrió hace ocho años cuando varios casos de niños robados vieron la luz. En esa misma época un grupo de víctimas de la dictadura pusieron una denuncia en los tribunales argentinos, amparándose en el principio de justicia universal para delitos de lesa humanidad. La evolución del proceso, aún en marcha, es uno de los ejes narrativos de la película.

La acción de la jueza María Servini ha logrado pequeños triunfos; gracias a ella Ascensión Mendieta pudo recuperar los restos de su padre, fusilado en 1939. Sin embargo, España bloqueó sus intentos de tomar testimonio a una veintena de oficiales franquistas acusados de violar los derechos humanos, precisamente amparándose en la Ley de Amnistía. “Estoy convencida de que será eliminada”, asegura Carracedo acerca de la norma, cuya derogación fue rechazada en el Congreso en marzo pasado. “Se están haciendo muchos avances”, añade a pesar de que el ascenso de la extrema derecha española indique lo contrario. “El gobierno actual invita al optimismo, aunque hará falta mucha valentía. Pero no podemos permitir que el mundo siga asociando a los españoles a esta vergüenza. Debemos demostrar que nuestra democracia no es una falacia”.