En la recta final de los actos conmemorativos del nacimiento de Manuel Rodríguez Sánchez Manolete, la Sala Orive acogió ayer la primera sesión de un ciclo organizado por el Ayuntamiento, Manolete Sound and words, que pretende hacer una lectura en clave contemporánea de la vida y trayectoria del diestro, efectuando una revisión del personaje «que parecía más un galán de Hollywood que un torero», según señalaron los invitados de la primera de las tres tertulias que se llevarán a cabo, el escritor Salvador Gutiérrez Solis y el inquieto e imaginativo músico gallego Víctor Coyote, que, tras el debate, ofreció un concierto junto al batería Ricardo Moreno.

La actuación se centró en las canciones de su último trabajo, un disco de versiones titulado De pueblo y de río, que incluye temas tan diversos como una canción griega y otra de Puerto Rico, pasando por una composición de Amaia Rodríguez tocada en clave de swing, todas ellas canciones populares poco conocidas y revisadas por el músico, que también recordó su etapa con Los Coyotes. Pero antes de la música, la palabra fue protagonista durante un debate moderado por la periodista Nati Gavira, en el que se habló del torero y de la Fiesta. Coyote, que también ha participado con una de sus ilustraciones en la exposición Manolete ríe, se refirió al torero cordobés como un personaje «contradictorio», algo que en lo que estuvo de acuerdo Gutiérrez.

«Parecía un tipo débil, escuchimizado, pero tenía una gran fortaleza física», señaló el artista multidisciplinar gallego, que cree que el torero «estaba muy enmadrado, pero, a la vez, tenía su lado cosmopolita; de hecho, su relación con Lupe Sino también entraba un poco en contradicción», añadiendo que «ante cada toro lo daba todo, y después parecía un tipo frío en el ruedo, era un poco Buster Keaton» y «todas esas caras añaden misterio, lo que es interesante, y lo hace un personaje muy jugoso», dijo el líder de Los Coyotes. En este sentido, Gutiérrez Solis explicó que «en cierto modo, fue un adelantado a su época en cuanto a la forma de vida», aunque «también fue preso de su tiempo, porque, a pesar de que él quería llevar otro tipo de vida, que, de hecho, llevó en México, Argentina o EEUU, no fue capaz de hacer lo mismo en España, donde era muy fiel a la moral imperante del momento, además de ser muy respetuoso, cuando no temeroso, de su madre, que era una persona muy estricta con él».

Durante el coloquio --en el que también se aludió a la «elegancia» de Manolete, lo que para Coyote merece el calificativo de «fashion victim»-- también sobrevoló el polémico asunto de «toros sí, toros no». «Es muy complicado meterle mano a este tema, pero no más que a otros», señaló Coyote, que apuntó que «es muy probable que la Fiesta desaparezca, quizá debido a la ausencia de figuras relevantes como Manolete, ya que, actualmente, la mayoría de los toreros despiertan más interés en las revistas del corazón», aunque se mantuvo en contra de la protección de la Fiesta porque «no estoy a favor de las subvenciones, y cuando se quiere suprimir algo hay que tener el recambio», ya que tampoco sería «razonable» convertir todas las dehesas en «campos de golf».

En este sentido, Gutiérrez, un declarado amante de la Fiesta, señaló que la defensa de las corridas de toros es algo «complicado en estos tiempos», aunque subrayó que «todo el mundo mira a otro lado porque es un tema espinoso». El escritor reconoció, igual que el músico, que «la hornada actual de figuras del toreo pone muy difícil que haya nuevos aficionados». «A veces, es difícil explicar porqué te gustan los toros, y yo soy incapaz de replicarle a alguien que esgrima el argumento de que el animal sufre, porque es así, es una fiesta donde hay horror y dolor», subrayó.