Roza los 70 años, pero ayer, en la plaza de toros Los Califas, Mark Knopfler demostró que aún tiene energía sobre el escenario, pese a su decisión de abandonarlo tras esta gira. Y esto se notó en un concierto que será el último del que disfrute el heterogéneo grupo de más de 8.000 seguidores que el genio de Glasgow consiguió reunir en Córdoba, la única y privilegiada ciudad andaluza por la que pasará esta gira, que ya adquirido el calificativo de histórica.

Mark Knopfler, anoche, en Córdoba. SÁNCHEZ MORENO

El público, que pese a ser lunes (un día muy poco habitual de conciertos) casi llenó la plaza de toros, esperaba expectante la actuación cuando las luces iluminaron el coso y sonaban los primeros acordes de Nobody does that. Tras los primeros temas y sus aplausos correspondientes, el escocés respondió con su guitarra a los gritos de «oé, oé, oé», tras lo que manifestó su alegría por regresar a la ciudad. «Os amo; estoy feliz de regresar a Córdoba, pero estoy viejo y tengo que parar; he vivido toda mi vida en la carretera con mi guitarra por el mundo, pero hay que parar», dijo el exlíder de Dire Straits, que conectó desde el primer momento con un público entregado, que quizá esperaba un impulso más rockero, pero supo disfrutar de la personalidad y maestría del músico escocés.

Una potente banda de diez músicos acompañó a Knopfler en Los Califas, donde, además de las canciones del último disco, Down the road wherever, también incluyó en el repertorio temas de otros de sus discos en solitario y algunos de sus grandes éxitos con Dire Straits. Once Upon a Time in the West, Telegraph Road, On Every Street, Money for Nothing y Going Home fueron algunos de los clásicos que rescató para su despedida, que gozó de un imponente escenario y una cuidada puesta en escena.

Una vista general de la plaza de toros, que reunió a más de 8.000 personas. SÁNCHEZ MORENO

Y entre el adiós y la nostalgia, el cantante mantuvo el dinamismo en un concierto que nada tuvo que ver con su última actuación en Córdoba durante la 30ª edición del Festival de la Guitarra, cuando el overbooking, las altas temperaturas y una pequeña lesión en la espalda no permitieron a Knopfler mostrar todo el poderío que ayer su publico sí pudo percibir. Él y su guitarra. Una imagen que quedará en la memoria de todos los que, al despedirse, se negaron a decir adiós al hombre que ha puesto la banda sonora a sus vidas.

Knopfler saluda, anoche, al público tras uno de sus primeros temas. SÁNCHEZ MORENO