El director colombiano Juan Diego Escobar presentó ayer en el Festival de Cine de Sitges su primer largometraje, Luz, un western que ubica en la espesura de las montañas de su país y en el que combina «poesía y terror», según explicó. Cineasta que desde que tiene 10 años soñaba con aterrizar en Sitges, porque es un «fanático y un friki del cine de género», ahora ha podido proyectar su primera cinta en la ciudad catalana, donde relata qué sucede en una aldea perdida cuando nace un niño que es un presunto nuevo Mesías y cómo los males empiezan a azotar el lugar, donde tiene mucho peso un predicador llamado El Señor.

Debido a ello, sus tres hijas -Leila, Uma y Zion-, dos de ellas adoptadas, empezarán a cuestionar el significado de palabras como Dios, diablo o amor. Escobar desveló que llevaba tiempo dándole vueltas al guion, pero «no encontraba la voz, hasta que tomé ayahuasca y entonces todo cambió». El actor Jim Muñoz dijo que para poder entrar en la piel de su personaje estuvo viviendo dos meses antes del rodaje en el campo y luego, una vez en plena filmación, «aquello fue como un retiro espiritual, porque estábamos desconectados de la sociedad, en un lugar donde no había señal para el celular».