El escritor leonés Antonio Colinas sobrevoló ayer por la poesía del cordobés Manuel Álvarez Ortega, «un poeta por descubrir», «raro» y que «rompió el tópico de las generaciones», durante la inauguración, en la Facultad de Filosofía y Letras, del ciclo A Manuel Álvarez Ortega: Posición y vértices reivindicativos, organizado por la Fundación que lleva el nombre del poeta cordobés, con motivo del 94 aniversario del nacimiento y el tercero de su muerte. Colinas comenzó su ponencia, titulada La poesía como vida, la vida como poesía, hablando de su propia relación con el poeta, al que conoció en el Madrid de las tertulias del Café Gijón de los comienzos de la década de los años sesenta y al que se conocía principalmente por una antología de poesía francesa contemporánea, «un volumen de más mil páginas que agrupaba a setenta poetas contemporáneos franceses», lo que, según Colinas, hizo que muchos autores se introdujeran en esa literatura, asegurando que Álvarez Ortega cumplió una función de «maestro» con muchos jóvenes literatos.

En la segunda parte de su ponencia, Antonio Colinas habló del legado poético del autor, «un escritor de obra muy amplia», destacando sus traducciones. «Es un poeta inusual, raro, al margen de las generaciones» y de esos autores que «van por libre». En cuanto a su poesía resaltó que es «meditativa, reflexiva y depurada», subrayando que en sus primeros libros «hay mucha Córdoba» y también se adentra en la atmósfera de otros autores «que, entonces, nosotros admirábamos mucho», refiriéndose a los autores del grupo Cántico, aunque, reconoce el leonés, «son estéticas paralelas». Durante su charla, Colinas recordó que la editorial Visor publicó su poesía completa en dos volúmenes, subrayando la labor de Juan Pastor, presidente del patronato de la fundación, en la difusión de la obra de Álvarez Ortega.

DESCONOCIMIENTO «Es un autor por descubrir», insistió el escritor, que explicó que el desconocimiento que se tiene de él y de su obra se debe a que su poesía no era nada habitual en la época. «Surge en la posguerra frente a los neoclásicos y lo que llamamos poesía social, que tampoco sintoniza con su poesía, que está más en la línea de la tradición de la poesía francesa contemporánea, con un grado de reflexión y meditación, muy fluida, muy pura». Por otro lado, continuó Colinas, «era una persona muy independiente y fuera de grupos, aunque, de alguna manera, estuvo muy integrado en las tertulias de los cafés del Madrid de la época y del Ateneo. Las actividades en torno a este autor finalizan hoy, también el Filosofía y Letras, con un concierto, a las 19.00 horas, a cargo del joven vilonchelista gallego Daniel Cepeda,

La difusión de un legado