El periodista Rafael Aguilar (Córdoba, 1973) ha dedicado seis meses a recorrer España visitando una veintena de conventos de monjas de clausura para entrevistar a casi medio centenar de ellas, con lo que ha escrito un largo reportaje titulado Clausura. Feminismo radical (Freshbook).

"El título se sostiene en dos ideas, la primera que las mujeres, en igualdad con los hombres, tienen derecho al rezo contemplativo, algo que San Pablo les negó y, la segunda, la figura de Santa Teresa, a la que historiadores, biógrafos y estudiosos consideran una protofeminista", ha dicho a Efe Rafael Aguilar, para añadir:

"También he incluido una entrevista con Josefina Molina, autora de la serie sobre Santa Teresa que protagonizó Concha Velasco y quien considera que si Santa Teresa viviera hoy sería considerada una feminista radical; fue una transgresora, y hasta fue procesada porque sus fundaciones tuvieron un componente político y despertaron recelos contra una mujer que hacía cosas de hombres".

"En tiempos de Felipe II, esta mujer no sólo fundó conventos sino que se dedicó a escribir; el Nuncio llegó a describirla como 'una fémina andariega y contumaz'", ha añadido.

El trabajo de Aguilar partió de un reportaje original, al que dedicó una semana, sobre las clausuras de Córdoba, que fue publicado por ABC, tras lo cual recibió el encargo de la editorial Freshbook de recorrer España para hacer otro tanto con otros conventos de Cádiz, Sevilla, Córdoba, Burgos, Salamanca, Madrid, Barcelona y otros de Castilla-La Mancha como Daimiel y Malagón (Ciudad Real).

Carmelitas descalzas, mínimas, franciscanas, concepcionistas, clarisas y jerónimas, todas lo recibieron y solo le presentaron resistencia en Malagón, donde solo dos monjas lo atendieron en el locutorio y, con una evidente desconfianza, apenas si contestaron con monosílabos a sus preguntas.

Voto de silencio aparte, una de las monjas más elocuentes la encontró en Lucena (Córdoba), y fue aquella que alcanzó cierta celebridad porque el Papa Francisco, al tratar de felicitarle la Navidad y tras comprobar que nadie atendía el teléfono del convento, dejó en el contestador automático un mensaje que decía más o menos así: "¿Qué estarán haciendo las monjas que no cogen el teléfono?"

Esta monja es argentina y de ahí su amistad con el papa, y Aguilar aún recuerda su gusto por la conversación y, algo aún más satisfactorio, como que las dos portadas de periódico que habían ocupado sus reportajes sobre las clausuras cordobesas los tenían las monjas de Lucena enmarcados en las paredes del locutorio.

Aguilar ha descrito como "un regalo" el encargo de recorrer las clausuras españolas llevando una mochila llena de libros, entre ellos obras de Santa Teresa y de San Juan de la Cruz, y como "otro regalo" el trabajo posterior de poner su experiencia por escrito, en el que ha querido trascender su tarea periodística y dotar de un estilo más literario algunos de sus capítulos.

Sobre lo mejor que ha encontrado en los conventos, ha señalado que siempre ha tenido inquietudes espirituales y que estas visitas las han acentuado, sobre todo por encontrar a mujeres de su generación que llevaban veinte años sin salir, ni siquiera para acompañar a su familia cuando han muerto sus padres.

A muchas de ellas les preguntó si estaban contentas con la vida que habían elegido y muchas coincidieron al responderle con otra pregunta: ¿Qué le hacía pensar a él que era más feliz que ellas?