Con su extraordinaria cuarta película, la recién estrenada 'Retrato de una mujer en llamas', la directora francesa continúa la exploración de la sexualidad femenina que inició con su ópera prima, 'Water lillies' (2007) y continuó con 'Tomboy' (2011) y 'Girlhood' (2014). Y lo hace viajando al siglo XVIII para relatar el surgimiento del amor entre una joven aristócrata deprimida y la pintora que se instala en su casa para retratarla.

--Este es su cuarto largometraje como directora, pero solo el primero protagonizado por mujeres adultas. ¿Por qué?

--Después de contar tres historias sobre la infancia y la adolescencia, he querido fijarme en sentimientos más cercanos a quien yo soy hoy. Mi cine previo hablaba de amores platónicos y deseos no materializados. Esta vez hablo de una atracción que crece y genera tensión sexual, y da lugar a un amorque se vive plenamente. Y también he querido explorar los mecanismos de la mirada. Después de todo, amar a otra persona es mirarla.

--La mirada no solo es la observación de algo; también denota un punto de vista. ¿Diría que la película reivindica la mirada femenina?

--Absolutamente. La mirada femenina es híbrida, porque es producto tanto de la experiencia masculina como la femenina, y por tanto es más capaz de descubrir y conectarse. Yo crecí viendo películas hechas por hombres, y mi imaginación ha sido forjada por la mirada masculina. Sé cómo identificarme con un hombre. Pero la mayoría de hombres no saben cómo conectarse con mi mundo. Están atrapados en la mirada masculina, por eso intentan retratarnos como sus enemigas. Y por eso he visto tantas películas que me resultaron ofensivas, como mujer y como lesbiana.

--¿Es 'Retrato de una mujer en llamas' su respuesta contra ellas?

--No, es mi intento de contar un tipo de historia nunca contada. No hay suficientes artistas femeninas que hayan creado obras que reflejen la experiencia femenina compartida. Necesitamos repensar a la mujer como sujeto en lugar de verla como un objeto. Ese es el cine que yo quiero hacer, cine que no existía y hacía falta, películas que hagan vivir sentimientos nunca antes experimentados frente a la pantalla.

--¿Es por eso que ha ambientado la película en el siglo XVIII?

--Exacto. Las lesbianas no tenemos pasado, carecemos de historia, y yo he querido otorgarnos uno. Asimismo, el papel de la mujer ha sido sistemáticamente excluido de la historia del arte. El final del XVIII fue una época extremadamente floreciente para las artistas femeninas, que sin embargo desaparecieron de la historia del arte. La película trata de restaurar su lugar en la historia.

--Es una película extremadamente sensual…

--Puro erotismo, diría yo. Pero me he encontrado con muchos críticos, en su mayoría de una generación anterior, que la critican por no mostrar suficiente carne; supongo que ellos prefieren 'La vida de Adèle' (2013). Y que conste que me parece una película estupenda, pero sus escenas de sexo son una fantasía masculina inspirada en el porno. Las mujeres lesbianas no follamos como lo hacen sus protagonistas.

--¿Hasta qué punto cree importante que una película de amor lésbico sea dirigida y protagonizada por lesbianas?

--Es un debate muy interesante. Lo creo importante, pero no porque piense que un hombre heterosexual no es capaz de contar historias de lesbianas, sino más bien por el momento cultural que vivimos. Creo que es urgente que ciertas experiencias sean expresadas por quienes las conocen de primera mano, y cuyas voces suelen excluirse. Pondré un ejemplo: si tu madre está enferma de cáncer, tú no puedes bromear sobre ello durante la cena de navidad; solo ella misma puede. La sociedad en la que vivimos también sigue estando un poco enferma, y por tanto debemos ser especialmente cuidadosos. Ojalá las cosas dejen de ser así pronto, pero de momento es lo que hay.

--'Retrato de una mujer en llamas' muestra un mundo sin hombres y por tanto sin opresión, y cuyas protagonistas se ayudan mutuamente y encuentran refugio las unas en las otras. Es una película muy en sintonía con el momento cultural surgido del MeToo.

--Empecé a escribir esta película antes del MeToo pero empecé a rodarla después de que eclosionara. Las mujeres solíamos ser educadas para amar a los hombres, hacer felices a los hombres y ser amadas por ellos, y afortunadamente eso está cambiando. Las mujeres nos sentimos más conectadas entre nosotras, somos más conscientes de todo lo que nos une. En ese sentido, es fantástico ser mujer en el 2019.