Magnífico el trabajo homenaje a Acuario Teatro y a su fundador por sus 40 años de trayectoria como compañía dedicada al público infantil. Esta formación inició la segunda jornada de la Feria de Palma con la puesta en escena de El emocionómetro del inspector Drilo, una pieza en la que los más pequeños tienen la oportunidad de conocer e identificar las emociones que afectan al ser humano: amor, odio, envidia… Un espectáculo con música, divertido y didáctico que Diego Guzmán ha adaptado para la escena a partir del libro de Susanna Isern. El público familiar sale totalmente complacido de la sala.

En el apartado de teatro para adultos, Beatriz Arjona, Verónica Morales, Tatiana Sánchez Garland y Celia Vioque se meten en la piel de Las dependientas, cuatro mujeres que trabajan sin descanso en la sección de lencería de unos grandes almacenes y que ven pasar su vida desde el cansancio, la crueldad y las vejaciones a que son sometidas por la sociedad que las hace estar cerca del desmayo cotidiano aunque sigan luchando porque no pueden parar de trabajar. Las dependientas representan o podrían hacerlo, a

todas las mujeres e incluso a todas las personas hasta que algo estalla en su interior, se rebelan y encuentran la forma de liberarse de tal «dependencia». Magnífica interpretación, con trabajo físico agotador, que ya les valió el premio al mejor espectáculo en los Premios Escenarios de Sevilla y en la Cita de Innovadores Teatrales de Andalucía. Montaje soberbio con más de una lectura.

En el Paseo Alfonso XIII, los magníficos bailarines Marco Vargas y Chloe Brûlé presentaron Naufragio Universal en el que ambos artistas tejieron una red entre danza contemporánea, flamenco y clásico. Emotivo encuentro entre el baile y las notas del Canon de Pachelbel que inundan de magia cada rincón en que Marco y Chloe se mueven. Exquisito espectáculo.

ALAS CIRCO // También en el Paseo de Alfonso XIII, los cordobeses Alas Circo Teatro ofrecieron un espectáculo de altura, 3 en 1. Roberto Ramalho, Juan Manuel Sánchez y Txus Buffa muestran a tres artistas de circo que tienen un espectáculo por hacer. Justo antes de empezar la función empiezan los conflictos entre ellos, resueltos con un juego circense lleno de energía que llega a los límites del juego individual y colectivo para conseguir un fin común: realizar un espectáculo de circo. ¡Ay, Carmela!, el texto de Sanchis Sinisterra, llegó al Teatro Coliseo de Palma del Río dirigido por Fernando Soto e interpretado por Cristina Medina y Santiago Molero. El autor se centra en el interior del alma humana, en la relación de dos seres humanos que se necesitan para ser personas. La puesta en escena muestra pasado y presente. Una pirueta une a ambos, el recuerdo de la muerte de Carmela, que regresa del más allá para apoyar con su fuerza a Paulino, reprocharle su cobardía y mostrarle la vergüenza de sus cambios de chaqueta. Cristina Medina separa las dos caras del personaje: la que vuelve de la muerte y ya no pueden matar más y la que se rebela desde su interior hasta salir casi desnuda, envuelta en la bandera que ella defiende y cantando una canción que la llevará al pelotón de fusilamiento. Magnífico el trabajo de Cristina y genial el de Santiago Molero que arranca todos los matices a su personaje mientras narra los hechos que le conducen al estado derrumbado en el que se encuentra.