La prisión estatal de Monroe está rodeada por un parque centenario, el río Skyomish y la autopista 522, que cercena el paisaje, y lo puebla de concesionarios de coches y cafeterías de carretera. La autopista serpenteante deja también a su paso la localidad de casas de dos plantas con jardín y techos de pizarra gris a quien la cárcel debe su nombre. En la actualidad, la mayoría de sus habitantes trabajan la prisión o en Seattle, que está a menos de media hora de la ciudad.

La cárcel de Monroe ha sido noticia en los últimos tiempos porque ha aumentado considerablemente sus medidas de seguridad tras el asesinato en 2011 de la funcionaria de prisiones Jayne Biendl por uno de los presos. En la actualidad, los trabajadores cuentan con botones de alerta, dispositivos de seguimiento y gas pimienta para tratar con los reclusos.

El primer edificio, de corte clásico, ha añadido nuevas alas y naves para ocupar a los dos mil quinientos presos que contiene en la actualidad, todos hombres. Hay que recordar que el sistema penal estadounidense es una industria en sí misma, que genera 2.5 mil millones de dólares en un plan privatizado, controlado en gran parte por dos empresas, Corrections Corporation of America y GEO Group, que se encargan de los dos millones de reclusos que hay en el país.

Este lucrativo negocio se generó a partir de los años 70, la década en la que Richard Nixon prometió mano dura con la delincuencia relacionada con estupefacientes. Precisamente en esa década una mujer negra, con apenas un par de músicos, tocó frente a los presos de Monroe, sin tantas medidas de seguridad, en un concierto histórico que quedaría plasmado en un disco.

La gran voz del rythmn n' blues Big Mama Thornton, en el ocaso de su carrera, se plantó primero en la prisión estatal de Monroe y después en la de Oregón, convirtiéndose a los 49 años en la primera mujer que grabó en directo un concierto en una cárcel exclusivamente masculina. Con su conocida y poderosa cadencia vocal, Thornton desplegó su himno 'Ball and chain', sobre el amor como condena, la bola y la cadena que arrastra una mujer, y que corearon millares de presos del noroeste de Estados Unidos en 1975. Y que quedó- por primera vez con su voz- registrado en su álbum 'Jail'. La cárcel.