El Cabildo Catedral de Córdoba vuelve a dar una nueva sorpresa. En esta ocasión se trata de la exposición El cáliz del Inca. Símbolo de la platería cordobesa, una muestra que recupera temporalmente una de las piezas fundamentales que perteneció a la Catedral de Córdoba, el cáliz del Inca Garcilaso de la Vega, mestizo de cuerpo y alma. La pieza desapareció de la Iglesia Mayor cordobesa tras el saqueo de las tropas napoleónicas, el 8 de junio de 1808, y tras diversas vicisitudes en la actualidad se encuentra en el Museo Nacional de artes Decorativas, en Madrid, que lo ha cedido temporalmente para esta exposición.

El cáliz que mandó confeccionar el Inca Garcilaso durante su estancia en Córdoba es obra del platero barroco cordobés Juan Bautista de Herrera, fechado en 1620, y su destino fue la capilla de las Benditas Almas del Purgatorio, de la Mezquita Catedral. Considerado una «obra excepcional» de la platería cordobesa, según el deán de la Catedral, Manuel Pérez Moya, es una muestra de la «riqueza expresiva de la filigrana cordobesa, sus ricos acabados y la combinación majestuosa de los preciados metales, que fijan el punto de partida del sello de distinción inequívoco de la platería de Córdoba», según indicó uno de los comisarios de la exposición y representante del Instituto Nauta, Luis Palacios, quién manifestó que de la pieza «solo queda por revelar el origen de la plata», que posiblemente sería del Potosí peruano.

La muestra se completa con una valiosa selección de cálices procedentes de la Catedral y de diversos templos de la diócesis, que abarcan desde el siglo XV hasta el XVIII, la época de esplendor de la platería cordobesa, destacando varias piezas con el punzón de Damián de Castro.

La exposición, una muestra evolutiva de la platería cordobesa, permanecerá abierta en la ampliación de Almanzor, en la Mezquita Catedral, hasta el próximo mes de agosto, y pone en valor la sólida relación histórica entre el Cabildo y el gremio de plateros de la ciudad, el papel de la diócesis en la conservación y difusión de la platería, contribuyendo durante siglos al importante protagonismo que el sector tuvo como motor de desarrollo económico, llegando a ser conocida Córdoba como la Ciudad de la Plata, además de, según Palacios, «reforzar la relación histórica entre plateros y Cabildo Catedralicio, desde un enfoque didáctico y cultural, posibilitando el repunte de la platería y joyería cordobesa en un entorno único y excepcional, la Mezquita Catedral, la mejor embajadora de esta ciudad».

En la inauguración de la exposición estuvo presente el embajador de Perú en España, Claudio de la Puente Ribeyro, quien destacó el desarrollo de la cultura mestiza por parte del Inca.