El señor del bombín y el paraguas se marcha. El símbolo del Festival Internacional de Poesía Cosmopoética abandona las calles de Córdoba pero deja tras de sí una decimoquinta edición llena de pasión, como cabía esperar por el lema elegido este año: La città delle pasioni.

Con pasión hablaba ayer el poeta ibicenco Ben Clark de la poesía y de su utilidad en un encuentro con medios de comunicación antes de su lectura de poemas junto a David Trashumante en la Sala Orive. Para este autor, «la vida es algo que hay que vencer a través de la poesía». Además, afirma creer «ciegamente que tenemos, si no un poeta, sí un poema que nos viene perfecto para un momento de nuestra vida. Y nos va a acompañar siempre. Es parecido a lo que para mucha gente es la religión, unos versos que te acompañan como para otros un fragmento de la Biblia o el Corán, hay que fundar las nuevas religiones poéticas», reflexiona sonriendo.

Clark presentó en Orive su obra La policía celeste, premio Loewe de poesía 2018, un libro que toma el nombre de un curioso colectivo científico. Así lo explica el poeta: «En 1800 se crea la primera sociedad astronómica del mundo, La policía celeste, un club de astrónomos que buscaban un planeta en el Sistema Solar que intuían que podía existir pero no tenían la certeza de que estaba. Este planeta debería estar situado entre Marte y Júpiter (el planeta enano Ceres fue hallado años después, pero no por este colectivo). Cogí este tema como leit motiv del poemario porque lo interesante es que esa búsqueda respondía a la razón, pero también a la superstición. Eso es lo que me interesa. El concepto de la búsqueda sin un objetivo seguro. En el poemario la interpretación que yo hago es que lo que buscamos es el amor, en todas sus formas, amor de pareja, de amigos, de la familia».

El creador ibicenco ya hizo una primera presentación «más recogida» en primavera en la Fundación Antonio Gala, un espacio especialmente querido para él, ya que formó parte de su promoción de jóvenes artistas 2004-05. «La Fundación Antonio Gala hizo que me decidiera a dedicarme a la poesía, aunque en principio, de manera racional, uno nunca se dedicaría a esto (ríe). Me hizo entender que lo que hacemos los creadores tiene un valor, y que uno tiene que intentar hacer lo que le gusta hacer, me dio mucha confianza en el sentido profesional. Estaré siempre agradecido y haré todo lo que esté en mi mano para que la fundación siga siendo un sitio de creación libre para promocionar el arte entre los jóvenes».

Como autor joven, Clark ha vivido una experiencia singular: uno de sus poemas se ha viralizado a través de las redes sociales y ya lleva casi 8 años rodando, en muchos casos atribuido a otros autores. Admite que «es un pequeño motivo de orgullo y de ego, pero paradójicamente se anula tu identidad como autor, y eso no lo digo como una queja, sino que me parece interesante que sucedan las dos cosas a la vez. Algo que tú has pensado en la intimidad se comparte en lugares y en países que no te imaginas. Hay textos que viajan solos. Por cierto, no creo que sean mis mejores versos», comenta este poeta nacido en Ibiza y con ascendencia británica.

Pasión hubo también, y mucha, en la lectura de Luis García Montero, poeta y director del Instituto Cervantes, que suscitó tanto interés que desbordó el aforo de La República de las Letras. Al final del recital, García Montero salió a la calle y recitó varios poemas para los que no pudieron entrar en el acto.

Además, Antonio de Egipto y Ángela Segovia protagonizaron una nueva sesión de La voz de los poetas en la Sala Orive. Y en ese mismo espacio tuvo lugar el último acto literario de la jornada, un recital del rapero, compositor y activista social El Chojín.

Pero Cosmopoética15 se cerró anoche con una verbena popular en la que Dani Orviz, Versonautas y Mansilla y Los Espías ofrecieron un recital de poesía para sentir y bailar. Y el fin de fiesta lo puso el DJ Pansequito con una sesión de música italiana, que ha sido el país invitado en esta edición del festival.