Hace un año, el 22 de diciembre del 2018, Jarabe de Palo decía ‘hasta luego’ en el Tarraco Arena, y Pau Donés nos hacía saber que marchaba «muy lejos», lo suficiente como para que ningún promotor pudiera tentarle para dar un concierto o participar en un festival. Ahora, la Navidad y la investigación contra el cáncer le traen de vuelta: Jarabe ofrece hoy dos recitales en Barcelona, ambos destinados a recaudar fondos para el Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO). Para la causa se ha habilitado una fila cero destinada a quienes no puedan venir al concierto y deseen colaborar con un donativo (al número de cuenta ES33 2100 5000 5102 0021 4086). Antes de volar para Barcelona, Donés nos atiende desde su actual domicilio en Los Ángeles.

-Así que California. Le imaginamos surfeando en playa de Malibú.

-Pues sí, así es. Tenía un poco de mal cuerpo porque tuve una hija y me pasé su infancia viajando. Así que me vine con ella a California, buscamos una casita, un cole... Y la primera llamada que recibí fue de un promotor: «Hombre, Pau, me he enterado de que estás aquí, tenemos que montar una gira...» ¡Joder, sí que empezamos bien!, pensé. Pero no, no, lo entendió rápidamente. Los Ángeles es una ciudad muy musiquera, pero cuando llegué solo quería saber dónde había una panadería y un supermercado.

-¿Cómo es su vida con su hija, Sara?

-Lo que hago con ella es básicamente hacer de padre. Ella va a cumplir 16 años dentro de unos días. Y yo estoy componiendo bastante. Sin prisas, sin objetivos concretos. Algún día volveremos y haremos un disco, seguro, pero no todavía. Ah, también voy a clases de salsa con Sara. Y ya está. No hago nada más.

-En Los Ángeles vive Enrique Bunbury, que en su banda tiene al guitarrista Jordi Mena, exJarabe. ¿Tiene relación con él?

-Pues sí, hace muchos años que nos conocemos, aunque apenas habíamos tenido contacto, y al venir lo llamé y me ayudó mucho a instalarme. El otro día vino a casa a escuchar mis nuevas maquetas. Tenemos bastante contacto.

-Dice que está componiendo. ¿Qué clase de canciones le salen?

-Este cambio de vida ha sido muy estimulante y como dice Picasso, la inspiración tiene que pillarte trabajando. El primer mes, cuando estuve solo, antes de que viniera la niña, tenía una carpeta llena de esbozos y una grabadora y comenzaron a salirme unas canciones muy positivas y de buen rollo. Y este es el plan. También tengo canciones distintas, que te salen en días más oscuros: yo estoy bien, pero la enfermedad la sigo teniendo. Esos días a lo mejor te salen cosas no tan luminosas. Pero el próximo disco de Jarabe de Palo será muy positivo, de buenrollismo a tope.

-¿Le influye el ambiente musical de Los Ángeles, quizá la convivencia con el mundo latino?

-Sí, sí, aquí hay mucho de todo y todo muy bueno. Aquí, si no eres bueno, no eres músico. Mediocridad no hay. Ves a un tío tocando en la calle y lo toca todo, y eso es muy inspirador. Quiero hacer un disco de regreso al mundo latino, de mezcla de lo latino con el rock.

-Esta vez, en Barcelona, ofrecerá dos recitales el mismo día, algo que no había hecho antes.

-Solo estaré diez días en Barcelona, y aunque yo haya parado, mi compromiso con el cáncer, no. En el VHIO siguen investigando y necesitando dinero, así que vamos a hacer lo posible para colaborar. Por dos razones: para conseguir dinero y para contribuir a desestigmatizar el cáncer.

-Usted menciona la palabra con normalidad, sin eufemismos.

-Sí, esa enfermedad a la que los gitanos llaman ‘el dolor’... Para mí es importante, porque el cáncer genera un miedo. Antes, era una enfermedad mortal, ahora es una enfermedad peligrosa y dentro de un tiempo será como una gripe, y eso es gracias a la investigación, porque las enfermedades no se curan por sí solas. La gripe fue la enfermedad que más gente ha matado en la historia, más que la peste negra o la malaria, y ahora la pasas en la cama y ya está. Con el cáncer eso acabará ocurriendo, pero es importante colaborar en la investigación.

-Y reunir dinero.

-Creo que con estos dos conciertos, contando la fila cero, llegaremos a los 250.000 euros, que es una cantidad que está bastante bien.

-Serán conciertos muy curiosos: participarán 19 músicos que han pasado por Jarabe a lo largo de la historia.

-Casi todos los que han pasado por el grupo. Nunca lo había hecho. La gente que viene paga una entrada y me gusta que vea una cosa especial. Será guay volver a hacer el gamberro todos juntos después de tantos años. El concierto será cañero: en la base estará Àlex, el único batería que ha tenido Jarabe, y el bajista Jordi Vericat, y a partir de ahí irán pasando los demás.

-Su alejamiento de Barcelona y de la escena durante estos meses, ¿le ha cambiado su perspectiva sobre Jarabe de Palo?

-No tengo ni expectativas ni perspectivas. Vivo al día, que es algo que siempre he predicado mucho a un nivel teórico y que desde que tengo cáncer practico completamente. Tengo 53 años, tengo cáncer, lo cual significa que en cualquier momento esto puede petar, y me puedo morir, y lo que me interesa es estar aquí con mi hija.