Desde ayer, los cordobeses pueden sumar conocimientos sobre la poesía que se difundía y leía en Córdoba durante los siglos XVII y XVIII, gracias a la exposición bibliográfica Castálides divinas, cuyo canto a cordobesas almas encantó, que se puede ver en la Biblioteca del Museo Diocesano y en el Archivo Provincia. Además de descubrir versos en libros de materias tan dispares como la astronomía, la medicina o las matemáticas, el objetivo de esta muestra, organizada con la colaboración de la Universidad, el Cabildo Catedral y la Junta de Andalucía, también radica en demostrar la importancia y el arraigo del uso del verso en la sociedad de la época.

En ambas muestras se exponen libros de cualquier materia -científicos, religiosos o de literatura-, todos ellos impresos en Córdoba entre 1650 y 1750, y lo que se va a encontrar el visitante son estos volúmenes abiertos por las poesías que contenían. Lo primero que llama la atención en el Archivo Provincial es un volumen de astronomía que contenía poesía, lo que, a juicio del comisario de la exposición, Carlos Collantes, «muestra el arraigado uso del poema en ese momento». Así, el objetivo de la exposición en ambas sedes es «ver cómo se integra el uso del verso con unas funciones bien diferenciadas dentro de distintas materias», asegura Collantes.

En la sede de la calle Pompeyos, los libros se muestran en vitrinas, cada una de ellas con distinta temática, y una de las que más llaman la atención es la dedicada a la obra que Córdoba imprimió en honor a la monarquía y las poesías que autores cordobeses escribían a los monarcas, ya fuesen por la muerte de Felipe IV o por la llegada de algún rey a la ciudad. Otra de las materias que destaca es la científica, con la exposición de cuatro libros escritos por expertos que proponen nuevas formas de aplicar la medicina o una adaptación moderna, en aquel momento, de la astronomía. «Lo más curioso de estos volúmenes es que van acompañados de unas poesías textuales (versos que se anteponían al texto principal) con las que se entraba en polémica con otros médicos.

En la Biblioteca Diocesana se exponen 20 libros en los que destacan poesías panegíricas que se hacían en honor de un personaje relevante de la sociedad, en las que, junto a un sermón religioso, había versos paratextuales en honor a la persona fallecida. También nos encontramos con dos libros muy relevantes, uno de ellos escrito por Enrique Vaca de Alfaro, médico y uno de los poetas más importantes de Córdoba en el siglo XVII. «En esta obra aparecen muchos poemas de sus familiares que encumbraban el texto, una forma de autopromoción de la propia familia», prosigue Collantes. Por último, el comisario destaca un tratado científico de 1745 que fue impreso por el cordobés Antonio González Serrano, un matemático y astrónomo que poseía su propia imprenta. Se trata de una traducción de una obra de un autor italiano de unas tablas astronómicas «y lo curioso de ese volumen son sus poesías científicas con un marcado carácter religioso», intentando explicar los avances científicos a partir de una base religiosa, algo que iba en concordancia con la época.