Góngora, incluso cuando satiriza, sonríe más que reírse a carcajadas como puede hacer Quevedo. Él muestra sus propias flaquezas a la vez que las de la gente», afirmó ayer Antonio Carreira, académico correspondiente de la Real Academia de Córdoba, que ofreció en la Fundación Miguel Castillejo la conferencia Algunos aspectos del humor gongorino en los actos celebrados por esta institución para conmemorar el 490 aniversario del fallecimiento de su patrón laico.

El ponente fue presentado por el director del Instituto de Estudios Gongorinos, Antonio Cruz, que le definió como «uno de los mayores expertos en la figura y en la obra de don Luis de Góngora». Carreira explicó que «quizá tenemos una visión de Góngora demasiado negra debido, por un lado, al magnífico retrato de Velázquez y, por otro lado, tenemos la visión que nos han dado sus adversarios». Así, detalló que con su labor «he pretendido rescatar al Góngora de verdad», que fue «un ser encantador, incluso humilde, capaz de hacer caso a quien le ponía pegas en un poema».

Como ejemplo de su humor, también manifestó que «en muchas ocasiones, le gasta una broma a alguien, o le puede decir unas tonterías o unas tautologías que lo único que pretenden es captar la benevolencia del lector y darle a entender que el poeta es un ser como cualquier otro. Esa es un poco la tesis de mi trabajo». Al ser preguntado por su conferencia, Carreira señaló que «es un abordaje distinto del que se ha hecho hasta la fecha, porque hay dos o tres trabajos que estudiaron el humor de Góngora en donde menos se podía esperar, que es en las Soledades y en el Polifemo», unos textos que «me parecen absolutamente serios». No obstante, destacó que «sí creo que hay mucho humor en la obra menor», las letrillas, los romances o los poemas ocasionales, comentando que «a través de ellos podemos descubrir bastante de su forma de ser. Eso es lo que intenta mi estudio».

Los actos conmemorativos comenzaron con una misa en la Catedral y contaron con la ofrenda poética realizada por Francisco Onieva. Este afirmó que «lo que aprendí de Góngora como lector fue que el poeta tiene que dar un salto, dejar de hablar de sus emociones y concebir la poesía como lenguaje», haciendo hincapié en que este autor «es el primero que se da cuenta de que la poesía tiene una dimensión puramente estética, que busca crear belleza con el lenguaje». Onieva leyó dos sonetos escritos a partir de 28 sonetos de Luis de Góngora.

Otra de las actividades celebradas fue una lectura poética por parte de Antonio Carvajal y la clausura de los actos correspondió al director de la Real Academia, José Cosano. Este recordó que «muchos de los especialistas que estudian a Góngora son miembros de la Academia», avanzando que esta institución ya trabaja para el año 2027, cuando tendrá lugar el cuarto centenario de la muerte de este poeta del Siglo de Oro.