El mundo asiste, según la escritora española Almudena Grandes, al renacer de «ideologías odiosas» como el fascismo, el racismo y machismo que están volviendo con «una cáscara progresista» en una era, la de Donald Trump, cuyo triunfo recuerda, a su juicio, a la victoria de Adolf Hitler en los años 30.

«Marine Le Pen (candidata presidencial francesa) dice: ‘No queremos que vengan los inmigrantes porque sufren mucho y se mueren en el mar y no queremos que se mueran’. Ya no es que ‘estos negros de mierda no vengan a aquí’, pero es lo mismo», cuenta la autora, de 56 años, en una entrevista a su paso por la Feria del Libro de Buenos Aires.

En opinión de la escritora de Castillos de cartón (2004) o Las tres bodas de Manolita (2014), se está viendo la «resurrección» de «viejos demonios» que se creía haber dejado atrás pero con un envoltorio «diferente», con forma «bondadosa». «El proceso que ha llevado a Trump al poder (en EEUU) es muy parecido al proceso que llevó a Hitler (en Alemania)», subrayó Grandes, quien recuerda que el dictador nazi prometió a los alemanes blancos «que estaban muy empobrecidos» que les volvería a «hacer grandes». «Trump se ha dirigido a los blancos empobrecidos de la América profunda que estaban perplejos viendo cómo ellos eran más pobres cuando un negro era presidente de EEUU y les ha dicho ‘no os preocupéis que voy a arreglar esto’. El proceso es muy parecido», asevera la también columnista, nacida en Madrid en 1960.

Sin embargo, rechaza que este fenómeno sea idéntico al de la primera mitad del siglo XX. «En los años 30 había un contrapoder, ahora no. En todos los países donde el fascismo llegó al poder había unos partidos comunistas y socialistas importantísimos que fueron derrotados, pero luego incorporaron la resistencia que mantuvieron la llama viva del opositor», argumentó.

Grandes, que con apenas 29 años se dio a conocer con Las edades de Lulú en 1989, su primera novela, viajó a la capital argentina para participar en el Día de España de la feria, dedicado al fomento de la lectura, especialmente entre jóvenes y niños. En ese sentido, y convencida de que los lectores contemporáneos son «pequeños héroes» que resisten la competencia del mundo audiovisual, la novelista asumió que el siglo XXI, «más que inculto, es el siglo de la confusión, de la neoignoracia». «Que no es ignorancia en el sentido clásico de alguien que no sabe nada, sino que estamos rodeados de gente que sabe mucho de unas cosas y absolutamente nada de otras. Y entonces eso es como una nueva forma de saber y eso es una barbaridad», remarcó.

No obstante, esta autodefinida como «mujer del siglo XX», sin Twitter y casada con el también escritor Luis García Montero, cree de que el fenómeno de las redes sociales no ayuda nada a mejorar la situación. «Twitter es un desastre para el pensamiento crítico. En 140 caracteres no se pueden emitir pensamientos. Solo ocurrencias. Y este tipo de instrumentos ha conseguido que el ingenio suplante a la inteligencia», afirma.

Es en este momento en el que el presidente estadounidense vuelve a escena. «El pensamiento de Trump está vinculado a su medio de expresión favorito, que es Twitter. No se puede leer un libro de Maquiavelo porque no le da la cabeza. En el tiempo que tarda en leerse eso se ha podio escribir dos millones de tuit», critica.

UN MUNDO PREAPOCALÍPTICO// A su modo de ver, todo esto, unido al retroceso de la lectura, a la crisis de la prensa y a la desaparición de los medios de información independientes, hace que se esté viviendo «en un mundo pre-apocalíptico» desde el punto de vista de la cultura, del pensamiento y de la independencia intelectual.

Los besos en el pan (2015), su última novela, refleja las consecuencias de la crisis económica de España en un barrio de Madrid, un tema que para la novelista, que en sus obras ha tratado la memoria histórica de la última guerra civil española y el franquismo, será un asunto recurrente en la literatura del futuro.

«Habrá memoria histórica de la crisis, habrá una gran literatura de la crisis, porque para España ha supuesto no solo un enorme transtorno en la calidad de vida de sus habitantes y una infinidad de tragedias personales. Ha sido un cambio antropológico tan brutal como fue la opulencia de finales del siglo XX», sentencia.

La autora española, que despotrica contra los casos de corrupción que investiga la justicia española, estuvo durante años ligada al movimiento político español Izquierda Unida, aunque hoy se define como una «francotiradora» desvinculada de cualquier partido.