Los grandes nombres consagrados y las producciones de peso industrial vuelven a acaparar la atención en esta última temporada de premios si hacemos caso a las nominaciones a los Goya, que se anunciaron este lunes, 2 de diciembre, en Madrid. La producción histórica Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar lidera el cómputo de candidaturas con un total de 17. Le sigue Dolor y gloria, el exorcismo personal de Pedro Almodóvar con 16 y, con 15 La trinchera infinita, de Aitor Arregui, Jon Garaño y José Mari Goenaga, que aborda también la guerra civil desde una perspectiva más íntima.

El duelo entre Almodóvar y Amenábar parecía claro desde el principio. Sin embargo, mientras que Dolor y gloria se confirma como una de las grandes películas a nivel internacional con una visibilidad casi asegurada en los próximos Oscar, la cinta de Amenábar no ha recibido buenas críticas y, aunque ha gozado de éxito en taquilla, se sitúa como un ejemplo de cine histórico clásico, por no decir añejo y anquilosado. Las castas dentro del cine español siguen existiendo y esta lluvia de nominaciones a Mientras dure la guerra incluso en categorías inverosímiles (actores de reparto y revelación que salen en apenas dos escenas) deja un sabor de boca un tanto agridulce, así como la presencia de la tosca adaptación de la novela de Jesús Carrasco Intemperie, que ha hecho Benito Zambrano y que cuenta con cinco nominaciones, entre ellas la de mejor película.

PRESENCIA TESTIMONIAL

Si el año pasado parecía abrirse una ventana de esperanza a la hora de valorar el cine de autor que se alejaba de las normas y los convencionalismos para reivindicar la diversidad, las nuevas formas expresivas, el talento femenino y el cine de los márgenes, en esta edición parece claro que las representantes de ese otro cine español están invitadas a la fiesta, sí, pero como las hermanas pobres que saben que su presencia será meramente testimonial.

La cuota de ese cine pequeño, raro, humilde, pero lleno de ideas, talento y verdadera dimensión cinematográfica la ha cubierto este año Lo que arde, de Oliver Laxe, que ha conseguido cuatro nominaciones. Su ausencia hubiera sido simplemente escandalosa, pero todos sabemos que poco rascará, como ocurrió el año pasado con Entre doEntre dos aguas, de Isaki Lacuesta.

BELÉN FUNES, ÚNICA MUJER

También ha mantenido el tipo La hija de un ladrón con las nominaciones de Greta Fernández y la directora novel Belén Funes (la única mujer nominada) y Ventajas de viajar en tren, presente en maquillaje y peluquería, dirección artística, guion adaptado y dirección novel. El hoyo ha conseguido colarse en tres categorías, también dirección novel (una de las más competitivas este año), efectos especiales y guion original.

Por último, destaca la película de animación Buñuel en el laberinto de las tortugas, ya que participará en cuatro categorías, entre ellas música y de nuevo dirección novel.

En el terreno artístico Antonio Banderas por Dolor y gloria tendrá que medirse a Antonio de la Torre por La trinchera infinita, Karra Elejalde por su papel de Unamuno en Mientras dure la guerra y Luis Tosar por el thriller de venganza Quien a hierro mata.

En interpretación femenina competirán Penélope Cruz por Dolor y gloria, Belén Cuesta por La trinchera infinita, una estupenda Marta Nieto por Madre y la mencionada Greta Fernández (su padre Eduard también está presente en las nominaciones por encarnar a Millán Astray como secundario en la película de Amenábar).

Hay pequeños destellos de sensatez dentro de estas un tanto convencionales nominaciones: que Asier Etxeandía y Leonardo Sbaraglia compitan por Dolor y gloria como mejores actores de reparto y que Mona Martínez y Natalia de Molina lo hagan en la misma categoría por Adiós, que se destaque el trabajo revelación de Enric Auquer en Quien a hierro mata y de Carmen Arrufat en La inocencia, así como el exquisito vestuario de Alberto Valcárcel en Paradise Hills, de Alice Waddington.