Estrenada tres días antes de cerrarse las salas cinematográficas de nuestra ciudad -esperemos que no tarden en volver a abrir sus puertas y confiemos también en que pueda retornar a la cartelera esta interesante película- Adam (coproducción entre Francia, Bélgica y Marruecos) es la ópera prima como directora de Maryam Touzani, guionista y actriz, que fue seleccionada por Marruecos para los últimos Oscar en el apartado de mejor película de habla no inglesa, aunque finalmente no fue nominada.

Se trata de un drama situado en una sociedad bastante extrema en sus costumbres, donde una mujer embarazada y sin pareja no tiene muchas posibilidades de ser tratada con la mínima dignidad. La protagonista de la historia comienza su aventura vagando por la ciudad de Casablanca buscando un lugar donde trabajar para poder sobrevivir durante su embarazo. Antes de tirar la toalla, se dará de bruces con la mirada de una niña que la observa desde un balcón mientras su madre trabaja en la pastelería de la planta baja.

La película mostrará la relación entre esta mujer silenciosa y desesperada con la pastelera, una viuda que en principio la rechazará y luego, gracias a la mediación de su hija, dará su brazo a torcer, dando de lado a los prejuicios y traumas que la asedian desde la muerte de su marido, aunque, asimismo, la presión social influirá, pese a quedar fuera de campo en la historia, enmarcada por estos tres personajes dentro del espacio de la acción que se reduce en gran medida al hogar/lugar de trabajo. La mirada de esta realizadora es limpia y madura en su concepción, sabe perfectamente cómo poner en escena este relato con lo mínimo, consiguiendo mantener la atención del espectador durante todo el metraje. Perfectamente narrada, desde la introducción en que nos son presentados los personajes hasta la conclusión y resolución del conflicto en forma de decisión decisiva, y con muy buenas interpretaciones de Lubna Azabal y Nisrine Erradi.

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