Empezó el primer día en el que se anunció el estado de alarma por la pandemia de coronavirus y, por tanto, el confinamiento. Desde entonces, en el canal de vídeo Un bosque en Casa, de Yoube, ha ido colgando lo que puede considerarse un curso de iniciación a la acuarela, que lleva ya 16 secuencias, de unos seis minutos cada una, en las que va impartiendo sus clases de esta técnica de pintura.

Ha sido más difícil de lo que él pensaba: «seis minutos de vídeo, entre preparativos y tomas, te llevan tres o cuatro horas», comenta, pero, al alargarse el confinamiento, ha decidido seguir, pues la experiencia le ha parecido gratificante: «A mí me sirve, a la gente le gusta, y es mi aportación a este tiempo que nos ha tocado vivir». Explica que en los últimos días «he hecho una pequeña encuesta sobre las preferencias, y casi todos se decantan por el dibujo urbano», así que intensificará su atención a esta disciplina en los próximos tutoriales.

La idea surgió sobre la marcha. «Justo el día que lo anunciaron se me ocurrió publicar una práctica de acuarela diaria, y así facilitar las cosas a que quisieran iniciarse», indica. Rafael Obrero es arquitecto -ha sido presidente del Colegio de Arquitectos de Córdoba y gerente de la empresa pública municipal Vimcorsa- e ilustrador, y en los últimos tiempos su trayectoria profesional se ha inclinado hacia la ilustración, el diseño y el montaje de exposiciones. Suele dar clases de acuarela en su estudio, por lo que decidió hacerlas en abierto cuando hubo que paralizarlas por el estado de alarma, pues había gente con inquietud y quiso responder a esa «motivación».

Empezó por lo más sencillo, materiales y enfoque, y luego ha ida dedicando cada vídeo a un aspecto. Pintar un tomate, ¿por qué no?, o la rama de un cerezo en flor. O los paisajes urbanos, ahora que está tan de moda el Urban sketching, la perspectiva desde la calle.

En cuanto a sus alumnos virtuales, además de los que ya conoce personalmente, los que se han ido sumando, incluso niños, pues «en las casas siempre hay un pincel y una caja de acuarelas», señala, y es una actividad bonita durante el confinamiento. También nuevos contactos de Barcelona, de Extremadura. Dice que la experiencia es interesante, pues algunos cuelgan en las redes sus avances y establecen una relación social. Cuando esto termine, dice Rafael Obrero, retomará las clases en su estudio, ya que a la gente le gusta ese momento de compartir. Mientras, sigue trabajando: acaba de enviar a la revista Salvajes cinco ilustraciones de otras tantas recetas de cocina.