Solo los grandes directores pueden presumir de tener tantos términos relacionados con su obra que con ellos se puede hacer un diccionario. En el caso de Almodóvar, que este viernes estrena su última película, 'Dolor y gloria', cada letra podría tener perfectamente cinco o seis entradas, así de rico es el acervo cinematográfico que el cineasta manchego ha ido diseminando a lo largo de cada una de sus películas.

Antonio Banderas. Desde la primigenia ‘Laberinto de pasiones’ (1982), Banderas y Almodóvar han trabajado juntos en ocho ocasiones. En ‘Dolor y gloria’, el malagueño ejerce de alter ego del manchego, en una de las mejores actuaciones, quizá la mejor, de su larga carrera cinematográfica.

Bernardo Bonezzi. Considerado como "el Mozart de la Movida", el exlíder de Los Zombies se convirtió en el compositor fetiche de Almodóvar durante la primera parte de su carrera, desde ‘Laberinto de pasiones’ a ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’. Hoy es Alberto Iglesias su ‘scorer’ por excelencia y, por supuesto, firma la banda sonora de 'Dolor y gloria'.

Cine. Para Almodóvar, el cine y la vida van íntimamente unidos. Es su gran pasión y por eso en sus películas lo ha homenajeado de todas las maneras posibles. Con referencias, con citas cinéfilas y con evocaciones nostálgicas a las pantallas donde lo descubrió.

Dolor. Si el protagonista de ‘Dolor y gloria’ pierde la inspiración creativa por la panoplia de dolencias físicas y emocionales que devastan su cuerpo, el propio Almodóvar meditó dejar el cine tras una compleja operación de espalda que le oscureció el ánimo.

El Deseo. Su productora, fundada junto a su hermano Agustín en 1985 para rodar ‘La ley del deseo’ y que además ha sido la responsable de descubrir y promover a jóvenes talentos en su momento emergentes como Álex de la Iglesia, Guillermo del Toro, Isabel Coixet o Lucrecia Martel.

Francisca Caballero. Madre de Almodóvar. Figura capital en la vida del manchego, fallecida en 1999, con quien el director mantiene en ‘Dolor y gloria’ una última conversación pendiente a través de los trasuntos que interpretan Banderas y Julieta Serrano.

Gloria. La alcanzado en muchas ocasiones. Es el director español contemporáneo con mayor repercusión internacional. Sus películas llevan implícito un sello que lo distingue como un autor de estilo intransferible. En su última película, sitúa la palabra en el título para de alguna manera cuestionarla y relativizarla.

Homosexualidad. Desde sus inicios Almodóvar se convirtió en abanderado de la diversidad sexual. Como dice Banderas su posicionamiento provocó una reflexión dentro de la moral de la época. El director contribuyó a que fuera natural ver a dos personas del mismo tiempo amándose como cualquier otra.

Infancia. En ‘Volver’ y en ‘La mala educación’, Almodóvar ya abrió su cajita de los recuerdos para viajar a su infancia. En ‘Dolor y gloria’ evoca aquella etapa iniciática, incluido el primer deseo, trasladando la acción de La Mancha natal a una Valencia rural refulgente, pura luz.

Juan Gatti. El gran creador de imágenes argentino, autor de carteles legendarios como el de ‘Tacones lejanos’, ha vuelto a trabajar con el manchego tras una etapa de “divorcio amistoso” para realizar una singular secuencia animada en la que el personaje de Banderas desnuda sus fatigas físicas.

Libros. No hay película de Almodóvar en la que los personajes no lean algún libro, siempre a modo de referente de lo que allí acontece. En ‘Dolor y gloria’, aparecen ‘El libro del desasiego’, de Pessoa, ‘Nada crece a la luz de la luna’, de Torborg, ‘El orden del día ‘, de Vuillard, y ‘ Cómo acabar con la contracultura’, de Jordi Costa.

Mujeres. Es quizás uno de los directores que mejor ha sabido retratar el mundo femenino en toda su poliédrica dimensión. Su filmografía está llena de madres, de mujeres que sufren y lloran, que luchan y salen adelante ellas solas sin la ayuda de nadie, y menos de los hombres.

'Noir'. En algunas de sus películas el director ha introducido elementos de cine negro como la fatalidad, el deseo prohibido o el crimen pasional. Desde ‘Matador’ y ‘La ley del deseo’ a ‘Carne trémula’ y ‘La mala educación’.

Oscar. Aquel grito, lo recordarán, aquel “Pedrooooo” exclamado por Penélope Cruz en los Oscar del 2000… Almodóvar se llevó la estatuilla a la mejor película extranjera por ‘Todo sobre mi madre’. Y tres años después se alzaría el Oscar al mejor guion por ‘Hable con ella’. ‘Dolor y gloria’ quizá siga sus pasos. O los mejore.

Posmodernidad. Almodóvar es el cineasta posmoderno por antonomasia, maestro de la hibridación de géneros, el juego referencial, la intertextualidad, la exaltación pop, el metacine.

Religión. Sacerdotes pederastas en ‘La ley del deseo’ y ‘La mala educación, monjas politoxicómanas en ‘Entre tienieblas’… Un torrente de imaginería religiosa (altares, crucifijos, figuras de santas, confesionarios) entre la fascinación camp y el peso moral de la culpa, presente siempre en el cine de Almodóvar. También el ‘Dolor y gloria’.

Sexo. Continuando con la ruptura de tabús y su lucha contra puritanismo, su cine está plagado de filias, parafilias y relaciones en las que Eros y el Tánatos se dan la mano. Lo ha plasmado de forma más o menos explícita, incluso metafórica y no siempre es fuente de placer, también de sufrimiento.

Transición. El período de tiempo en el que comenzó a desarrollar su cine. Tras la dictadura franquista, en la década de los ochenta, España vivió un momento de libertad y explosión creativa que surgió de los movimientos contraculturales como ‘la movida madrileña’.

'Volver'. Almodóvar viaja con la memoria a sus raíces en La Mancha, al patio de su casa, a su madre, a sus vecinas, para reencontrarse con su musa, Carmen Maura, y abrir la puerta a otra de sus diosas, Penélope Cruz. En ‘Dolor y gloria’ es Penélope, precisamente, el alter ego de la madre de Almodóvar en sus años jóvenes. Nada es casual.