«Inmigrantes y maricas, no tienen sentido para mí. Vienen a nuestro país y piensan que harán lo que quieran», cantaban en One in a Million Guns N’ Roses, los dioses del rock a finales de los 80, antes de que se perdieran en el laberinto del que han salido recientemente. Sus shows siguen siendo espectaculares, aunque Axl Rose haya pasado de decorar con sus abdominales carpetas de colegialas a ser un clon de Benny Hill. Los tiempos cambian como lo demuestra que cuando el año pasado hicieron una versión remasterizada de Appetite for Destruction, con temas de ese disco y de Lies (donde estaba One in a Million), decidieron excluir la polémica canción.

La mirada nostálgica al pasado ochentero suele obviar que la banda sonora de aquellos maravillosos años contiene muchas canciones que ya entonces fueron criticadas por machistas. I used to love her, que estaba en el mismo álbum que One in a Million, es otro tema de los Guns que no pasaría los criterios actuales de muchas fiestas patronales. «Solía amarla, oh sí, pero tenía que matarla / tuve que ponerla a dos metros bajo de tierra / y todavía puedo escucharla quejarse». Ante las críticas, la banda californiana dijo primero que era una «broma» y luego que hablaba del sacrificio del perro de Axl.

Algo similar ocurre con Loquillo y La mataré, uno de sus temas más célebres y controvertidos. «Solo quiero matarla, a punta de navaja, besándola una vez más», proclamaba en esta canción que estuvo 10 años sin tocar después de que grupos feministas le acusaran de fomentar la violencia de género. Tanto el letrista, Sabino Méndez, como el cantante han esgrimido que es al revés y que se trataba de un alegato contra la lacra machista, en aquella España de finales de los 80 que reía con el gag de Martes y Trece de «mi marido me pega, me pega mucho» o canturreaba «si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared, te voy a dar una paliza», de Radio Futura. Siniestro Total gritaba «hoy voy a asesinarte, nena, te quiero pero no aguanto más» en aquella década en la que no había la misma sensibilización sobre la violencia machista. Pese a ello, asociaciones feministas denunciaron ya entonces a Los Ronaldos por su tema Sí, sí en el que un joven Coque Malla bramaba «tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte, hasta que digas sí».

«¿Puedes comparar La mataré con un montón de canciones que hay hoy en día de rap, de heavy, de trash metal, donde se dicen verdaderas barbaridades? -explicaba Loquillo en una entrevista en el 2009-. Si tiene que ser así entonces eliminemos los tangos, eliminemos muchas rumbas… Me parece una exageración lo que ocurrió con esa canción». Pese a que había dicho que no volvería a tocarla, desde hace años vuelve a ser un fijo en todos sus conciertos.

Molotov también tuvieron problemas similares con Puto, que les catapultó a la fama en 1997. Estrofas como «Marica nena, ¿más bien putín, no?» o «matarile al maricón, y ¿qué quiere este hocicón? Quiere llorar, quiere llorar» han generado controversia desde entonces en medio mundo. La banda mexicana siempre ha defendido que «esta canción hablaba de la cobardía, de no ser agachón. Nunca tuvo un sentido homófobo». Hace tres años el Observatorio Madrileño Contra la Homofobia trasladó su queja al Ayuntamiento de Madrid porque en una carpa municipal en las fiestas del barrio de Lavapiés se hubiera pinchado esa canción. «Este tipo de letras son totalmente contrarias al discurso de igualdad y fomentan el discurso del odio», sentenciaban.