‘Reencarnación de los carniceros. Autor: Óscar Hahn. Editorial: Visor. Madrid, 2019.

El ser humano es el único animal capaz de destruir el planeta. Su supervivencia y la de la propia Tierra están en peligro. Por más que se intuya la auténtica magnitud del problema, la humanidad sigue camuflando una vulnerabilidad cada vez mayor bajo la máscara de la devastación higiénica de un capitalismo voraz que mira hacia otro lado y humaniza las guerras y las masacres medioambientales bajo denominaciones como «ataques preventivos» o «desarrollo sostenible».

Desde mediados del siglo XX el hombre camina con paso firme hacia su extinción. Este apocalíptico mensaje es el eje que articula el último poemario del chileno Óscar Hahn, Reencarnación de los carniceros, que lleva el esclarecedor subtítulo de «Visiones de la Era Nuclear».

La cita inicial del «Apocalipsis» de San Juan, también conocido como «Libro de las revelaciones», marca el tono de las treinta y ocho composiciones que forman el volumen y que han ido viendo la luz en diferentes publicaciones a lo largo de más de sesenta años: desde el poema inicial, que da título al conjunto, escrito con tan solo diecisiete años hasta el que lo cierra, «Descripción de una selfie», que fue compuesto con ochenta años.

Aparece, en consecuencia, recogida toda una vida, toda una concepción de la poesía, toda una trayectoria, aunque no se pueda hablar de antología propiamente dicha, pues, como reza en la contracubierta, estos textos heterogéneos en cuanto al momento y a las circunstancias que los motivaron, encuentran en este libro «el espacio que necesitaban para dialogar y potenciarse unos a otros».

El poeta contempla atónito y denuncia los irracionales conflictos bélicos, el terrorismo islámico, el papel de EEUU en este camino de destrucción, la carrera nuclear, las tensiones geopolíticas y el innegable cambio climático que sufre el planeta, antes de presentar unas perturbadoras visiones que pretenden sacudir al lector con la apocalíptica imagen de una sociedad que ha quedado sepultada en el olvido y ha sido sustituida por unos mutantes, fruto de la radiactividad, que sobreviven en un planeta prácticamente estéril.

La palabra directa, precisa y afilada de Óscar Hahn es, por tanto, un grito de alerta, una protesta indeleble que aún sueña con que no todo está perdido, como se insinúa en esa gota de lluvia purificadora, que se multiplica sin hacer ruido: «Y de pronto/una gota de lluvia/ y dos y tres».