La ecología tiene mucho que ver con las mujeres. Eso pensaba yo el otro día, viendo en el escenario del salón de actos a ocho varones. Cuidados, dice Yayo Herrero, son los trabajos que regeneran el deterioro originado cada día en el mercado de trabajo. Al mercado laboral no le importa ese deterioro ni lo paga. Los trabajadores, intelectuales y físicos, llegan a su puesto aseados, dormidos, alimentados, vestidos y planchados. ¿Quién asume esas tareas? Una mujer. La conciliación es en realidad el tradicional reparto de tareas: las reproductivas y de mantenimiento las hacen las mujeres y las productivas los hombres. Siempre hay gente que cuidar: las enfermas, los bebés, las dependientes, los abuelos. Los trabajadores se sienten libres porque creen que traer el sueldo es lo único importante. Están en el bar, en el fútbol o con el coche, mientras las mujeres acarrean el cesto de la compra o siguen con los pañales, la lavadora y el cocido.