Últimas palabras del año para un aniversario. El pasado 20 de septiembre se cumplieron cien años del nacimiento de Mario Benedetti y once de su muerte. El autor sigue muy presente en la literatura española, al margen de modas y con lectores de dos o tres generaciones. Su estancia en nuestro país, Madrid y Mallorca, desde su exilio tras el golpe de estado de 1973 en Uruguay, nunca pasó desapercibida; luego volvería con cierta frecuencia por su condición de asmático. Joan Manuel Serrat le dedicó un disco con poemas suyos y ha sido galardonado con los premios Príncipe de Asturias de las Letras y Premio de Poesía Iberoamericana. Mucho antes de que la poesía llegara a Instagram y a las redes sociales, este poeta hizo que fuera universal y la bajó de sus altos altares. Sus temas han sido el paso del tiempo, la memoria, el encuentro amoroso y el adiós, entre otros.

El amor fue uno de sus argumentos favoritos y los reencuentros con su esposa es tema central en muchos de sus poemas y relatos, de hecho, sus libros van dedicados a Luz.

El autor alcanza a casi todos los géneros literarios, novela, poesía, cuento y ensayo, ochenta libros publicados y traducido a veinte idiomas. Su obra poética se encuentra reunida en tres volúmenes, Inventario (1950), Inventario dos (1986-1991) e Inventario tres (1995-2002) .

Desde La víspera indeleble hasta Testigo de uno mismo su poética no es simple e inmediata, como cierta crítica ha dicho, sino comprometida, profunda y de contenidos diversos. Uno de los escritores más completos y leídos en lengua española. En la biografía Cien veces Benedetti se desvelan sus cinco nombres Mario, Orlando, Hardy, Hamlet y Brenno.