M aría Isabel Luque Muñoz (Villa del Río, 1954) publica El tiempo tras las horas . Una visión cuántica , con un cuidado y elegante diseño por parte de la editorial cordobesa Cántico. Se trata del tercer poemario de esta maestra jubilada, tras No nos neguemos a la ternura (Antígona, 1993) y Lo que habita en mí (Utopía, 2017), por los que ha sido reconocida con el premio de poesía Mujerarte.

Las citas iniciales de San Agustín y de Richard Feynman y los poemas que actúan tanto de prólogo, «Ese instante», como de epílogo «Compañeros de viaje», sitúan al lector ante el tema central del conjunto: el tiempo y sus múltiples hilos temáticos, algunos de los cuales, según reza en la contraportada, son: «la inquietud por la caducidad de la existencia, lo que queda de nosotros, lo que permanece y la alteridad que pervive en nuestros deseos y anhelos».

Todo ello se articula mediante cuatro secciones: «Los márgenes de la memoria», compuesta por quince poemas en los que aparece la infancia («Una lluvia antigua») y su paisaje perdido («Entre árboles y juncos»), los recuerdos («La vida en un recuerdo»), la memoria («A veces») o el regreso al pueblo natal («Las viejas calles»); «Espacio y tiempo», diez composiciones de corte metafísico en los que la poeta reflexiona sobre el tiempo, y entre los que destaca el nuclear «Se me fueron los días», en el cual confiesa descarnadamente que «se me fueron los días de todas las semanas,/ los meses y los años/ que llenaron mi vida de historias sencillas/ -el amor y los hijos ocupando su espacio-./ Y la penumbra de mis oquedades solitarias/ quedaron a la espera de grandes y arrebatadas/ contiendas personales»; en las ocho piezas de «Contrición», por su parte, aunque muestra su arrepentimiento por haber obrado de manera equivocada y el propósito de actuar en consecuencia lo que quede de existencia, no hay reproche («Y no es un reproche, ni siquiera una queja./ Es que el tiempo pasó antes/ de saber que vivir es efímero»); y «Espejos», quince teselas donde, asumida esta dolorosa contradicción, se siente parte de una cadena de mujeres que acude a la palabra para ahondar en su condición femenina, en su complejidad, en sus grietas y en sus anhelos.

Estamos, pues, ante un libro con múltiples tanteos y varios hallazgos, que muestra a una poeta con un gran bagaje lector y con conciencia de oficio, que, sin duda, nos ofrecerá nuevos libros en próximos años.