‘El oro y la risa’. Autor: Alejandro Martín Navarro. Edita: Cálamo. Palencia, 2019.

Este libro de Alejandro Martín Navarro viene marcado por ese discurrir de un lenguaje plácido, sin brusquedades, silencioso también en su llegada y en su propuesta pero no vacío de contenido: «Todas las cosas vibran y susurran/un viento, una canción, porque en el otro lado/del tiempo las escucha la eternidad con ojos/de niña silenciosa». Se traza un recorrido, un ir mirando y recopilando la secuencia del presente con algunos vestigios del pasado, y en ese cotejo, esa mirada que se vuelve, se recupera algo de lo de antes en el ahora: «Nada ha cambiado y sin embargo el rostro/que veo en los espejos me parece/como un borrón de tinta sobre una hoja en blanco».

No se trata de saldar cuentas, sino más bien un ejercicio de memoria, una memoria que establece su propia cronología en este trazado tan singular, en el que la pérdida aparece en el centro de la escena como un tiempo y un espacio solo recuperable desde la palabra, y esa pérdida se convierte en el eje de dicha acción poética: Brindo por el trozo de tiempo que he vivido. Hay conciencia clara de la fugacidad del instante, y es luminosa y a un tiempo también dolorosa, sobre todo en la primera parte del libro.

En la segunda parte, hallamos poemas en cierta manera homenajes a artistas y cuadros, así que desfilan Rembrandt, Rafael Botí, Giorgone, Klimt, etcétera; se conserva el tono, pero es otra la perspectiva sobre obras y sensaciones. Y en la tercera, ese regreso a lo terrenal, al misterio de los elementos y de la vida y a la evolución de esta última, el retorno al origen, cerrando un itinerario, una apuesta, con ese tono vital e íntimo: «Y cuando cruce el último pórtico de la noche,/despertaré en los brazos de mi madre».