Premio de las Letras Españolas en 2003 y Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes y de la Ciudad de Córdoba, Leopoldo de Luis fue siempre un hombre reservado que no dudó en esgrimir su ideología republicana y se caracterizó por la perseverancia y el denuedo en favor de los derechos del hombre, enseñas que lo habrían de mantener siempre en la delgada línea roja de la sospecha, habitante de una sonora soledad. Quien obtuviera el Premio Nacional de Poesía en 1979 por su libro Igual que guantes grises, que acababa de ganar en Sevilla con esta obra el Premio Ángaro de Poesía, su presencia en el esplendor de los circuitos literarios fue siempre preterida por una ignara adscripción a la línea de la poesía social que no respondía más que a una faceta parcial de su proteica personalidad poética. Confeso lector de Juan Ramón Jiménez, sus relaciones personales más directas devenían de la camaradería fraterna con Miguel Hernández, la amistad con el exiliado León Felipe y la fervorosa admiración por Vicente Aleixandre, vértices que influyeron en su escritura marcada siempre por un sello de garantía original.

Esta complejidad de la poesía deluisiana queda perfectamente plasmada en la obra Libre voz. Antología poética (1941-2005), publicada en la colección Letras Hispánicas de la editorial Cátedra, edición a cargo de Sergio Arlandis, doctor por la Universidad de Valencia, profesor titular de Literatura Española y uno de los pujantes jóvenes valores de la universidad española. A pesar de su juventud, Arlandis ha dirigido el proyecto Diccionario de autores valencianos contemporáneos de la Biblioteca Valenciana y fue director gerente de la editorial Anthropos-Siglo XXI. Su trayectoria académica avanza par a su pasión por la poesía, género en el que lleva publicados cinco libros: Cuando solo queda el silencio (Ayuntamiento de Mislata, 1999), Caso perdido (Renacimiento, 2009. XXVII Premio Ciudad de Valencia-Vicente Gaos de poesía en castellano), Contexturas (Renacimiento, 2013), Desorden (Valparaíso, 2015) e Inverso (Calambur, 2017). Arlandis es autor de importantes estudios monográficos sobre poetas españoles contemporáneos como Vicente Aleixandre (Síntesis, 2004), Jaime Siles (Biblioteca Nueva, 2014), José Luis Hidalgo/Francisco Brines (Renacimiento, 2017) o Antonio Cabrera (Renacimiento, 2019). Estimulado por la misma energía contagiosa, plena de avidez científica, Arlandis nos ofrece un fruitivo estudio sobre la figura y la obra de Leopoldo de Luis, uno de nuestros poetas más personales, preterido durante mucho tiempo por su adscripción sistemática a la mal llamada poesía social que, en el caso de Leopoldo de Luis, no fue más que un clamor nunca vencido por elevar desde el silencio la voz de la libertad, alentada siempre por el amor, axiomático y vital hacia su mujer Maruja, y la esperanza de un tiempo más justo y más solidario, verificando así ese necesario giro de la poesía española en el crucial y oscuro periodo de posguerra.

La edición de la obra recoge una nutrida colección de poemas ordenados cronológicamente que arranca con «Dos décimas a la muerte», publicadas en la página tres del periódico Odiel de Falange de Huelva el 14 de diciembre de 1941, hasta Cuadernos del verano 2005. Últimas notas, fechado en el mismo año de su fallecimiento, cerrando esta antología un corpus breve de poemas varios entre los que se encuentran algunos inéditos («Es otro día igual. No dice nada», «El poema extraño»), mínima parte de los muchos conservados. En la obra se deja al margen toda la producción previa a la guerra civil por deseo expreso del poeta. Además de la densa introducción donde aporta elementos fundamentales para la comprensión de la biografía y la poesía delusianas, es sumamente interesante la edición anotada en la que va diseccionando con suma precisión las variaciones entre los originales manuscritos y los textos finales publicados, incorporando además escritos que, por unas razones u otras, se publicaron inicialmente y después se descartaron, configurando así un documento esencial para entender la personalidad de Leopoldo y el carácter evolutivo de su producción poética, escritor universal de hecho y por derecho que siempre llevó a gala su origen andaluz. Sin duda, una obra imprescindible para los amantes de la obra leopoldina y, sobre todo, para aquellos que no han tenido ocasión de conocerla en profundidad.

En el estudio introductorio, que ocupa la mitad de la obra, se analiza la trayectoria existencial y poética del poeta cordobés, desde los primeros años hasta los poemas en los que claramente ya advertía la presencia cercana de la muerte. Además de las influencias reseñadas, Leopoldo sentía una especial afección por la poesía de Antonio Machado, sesgo que Arlandis refleja tanto en el texto introductorio como en las notas a pie de página. Son notorias, por ejemplo, las referencias en la poesía deluisiana del grandioso poema «Retrato» del sevillano muerto en Colliure. Sin duda, más conceptista que culterano, Leopoldo supo siempre que la poesía era un instrumento necesario para denunciar la injusticia de este mundo y, por supuesto, para renovarlo. Como señalaba Ricardo Senabre, Leopoldo pertenecía al «bando de los vencidos», y este lastre marcó toda su vida pero no lo desalentó sino, muy al contrario, supuso un acicate fértil y poderoso para enfrentarse a la fatalidad de las dos lacras vitales -injusticia y derrota- con fuerza inusitada, siendo modelo de nobleza fértil, un creador prestigioso que jamás quiso destacar a fuerza de lo que fuera y siempre prestó su palabra a la solicitud del amigo, al requerimiento del otro con más que probada generosidad. Y así su obra será siempre referente de su vida, poesía de tono testimonial que, a pesar del dolor y sobre el dolor, aspiraba a la armonía, la fraternidad y la libertad tan ignominiosamente negadas.

Arlandis nos aproxima a las vicisitudes existenciales de un poeta que sufrió los desmanes de la guerra y sus secuelas angustiosas. Adoptará el apellido de su madre por temor a ser represaliado ya que su padre, Alejandro Urrutia, amigo personal de Julio Romero de Torres, era un reputado liberal con todo lo que esta identidad llevaba aparejado en la España de posguerra. Su trabajo en la compañía Previsores Reunidos SA Seguros Generales lo llevaría a Tánger, donde entablaría una amistad duradera con el escritor Jacinto López Gorgé, fundador y director de la revista hispanoárabe Ketama (1953-1959), donde publicaría algunos de sus poemas, junto a otros poetas cordobeses como Juan Rejano o Vicente Núñez, y donde asimismo verían la luz las críticas de algunos de sus libros. Es curioso señalar que, en el número 13-14 de Ketama de 1959, Leopoldo dedica a su cuñado «Carta a José Luis Gallego», un extenso poema de fuerte trazo laudatorio, que no fue recogido en sus Obras completas del año 2003 ni del que tampoco se ha hecho memoria en otros estudios. Leopoldo publicaría, asimismo, en la revista Al-Motamid en 1947, y entre los años 1948 y 1949 en las cordobesas Cántico y Aglae, dirigidas respectivamente por Ricardo Molina y Manuel Álvarez Ortega. Su participación en las más conocidas revistas de la época marcará su producción literaria hasta el punto de que Fanny Rubio escribirá que fue «el principal testigo de esta creación plural de nuestro idioma, atravesado entonces por el dolor, del que brotaron, entre ambas orillas, los ríos reparadores de las revistas literarias».

Experto conocedor de la materia poética, sus sonetos son paradigma de una maestría inusual en un momento histórico en que otras opciones mucho menos elaboradas vulgarizaban el espacio siempre elitista y quintaesenciado de la poesía; o, aún más lamentable, la consideraban un esfuerzo innecesario frente a la exigencia de la dolorosa realidad social, cultural y política. Y aun considerando que fuera una pasión inútil, como opinaba su admirado Jean Paul Sartre del hombre, siempre fue para De Luis un esfuerzo necesario, obligatorio y hasta obsesivo por su inmanencia con la naturaleza humana y tan ligado a la vida como el aire que respiramos aunque, como apostillaba Leopoldo, tantas veces hubiera que «respirar por la herida».

‘Libre voz.

Antología poética (1941-2005)’. Autor: Leopoldo de Luis. Edición de Sergio Arlandis. Editorial: Cátedra, Letras Hispánicas. Madrid, 2019.