José María Martínez Laseca (Soria 1955), filólogo, profesor, investigador y escritor, ha tenido el acierto de editar un volumen interesantísimo que recoge los seis cuadernos hológrafos en los que Concha de Marco escribió las memorias de su vida. Lo ha titulado La patria de otros, precisamente el nombre de uno de esos seis cuadernos que son un testimonio descarnado de las dificultades e injusticias que sufrió tanto ella como su marido Juan Antonio Gaya Nuño, durante los largos años de la posguerra. De su esposo, eminente crítico de arte e historiador, contará una terrible historia. Sufrió la crueldad de los que se quedaron, el desprecio de los que se fueron y la envidia de todos ellos por su talento: «Un intelectual, que, derrotado, ignorado, silenciado, rechazado, haya salido adelante por su propio esfuerzo y en contra de todos» (pág. 332).

Concha de Marco (Soria, 1916- Madrid, 1989) fue poeta, narradora, traductora y ensayista. Publicó entre los años 1966 y 1974 siete libros de poesía, tradujo al español importantes monografías de arte y escribió ensayos como La mujer española en el romanticismo (1969) y Guía de Soria (1970). Su libro es una autobiografía que incluye también el testimonio vital de su marido, la guerra, el cautiverio, el hambre, el desprecio hacia aquellos intelectuales atenazados por la dictadura, «os contaré cómo fueron nuestros cautiverios, el suyo dentro de la cárcel, el mío dentro de la vida» (pág. 184).

Son memorias escritas con urgencia y sin velos, confesiones narradas a pecho descubierto, de tremenda actualidad, como cuando arremete contra el franquismo, destapa la hipocresía de los separatistas catalanes, se queja de su marginación por su condición de mujer, denuncia el arribismo del mundillo artístico, político y literario o censura el egoísmo de quienes se aprovecharon de su cultura y nada agradecieron. Respecto a la obra de su marido La pintura española del siglo XX, dice: «Allí están glorificados alrededor de 250 pintores. ¿Sabes cuántos le dieron las gracias? No lo creerás: catorce. Ni uno más» (pág. 100).

Y también hay lugar para el dolor, la muerte, el amor y el sexo. Siempre bajo la tragedia de la guerra, primero, y de la dictadura, después, con la pena de su embarazo frustrado y de la eterna herida de no haber podido engendrar hijos.

Y, hasta en esa tortura que la corroe, se observa el valor y la fortaleza de aquella mujer libre y valiente, que responde con rabia: «No soy una hembra estéril./Si no gesté criaturas de carne/bajo la redonda concha de mi vientre/la fuerza genesiaca se me sube al cerebro./Tengo hijos,/todos del mismo padre,/sin dolor alguno les di a luz,/los fui pensando en horas trascendidas,/de ansia creadora/en feliz armonía con el mundo/... y estos hijos nunca abandonan a la madre,/ni la olvidan/ni otra mujer puede apropiarse de ellos./Envidiándome matronas/yo soy madre de seres que no mueren» (págs. 79-80).

El libro incluye también el relato ameno y sorprendente de una larga serie de artistas e intelectuales con quienes la pareja trabó amistad o llegó a conocer en una intimidad claramente reveladora y expresada descarnadamente y sin tapujos. Son, a veces, demoledores los testimonios de personajes del mundo del arte y de las letras que Concha conoció: Cossío, Miró, Cirlot, Julián Marías, Alberti, Gerardo Diego, Francisco Ayala, Amorós, Azcoaga, Aleixandre, Max Aub, Tierno Galván, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Cela, Pepe Hierro o Buero Vallejo, por poner los ejemplos más conocidos.

Estas memorias póstumas han sido rescatadas por Martínez Laseca en un cuidado volumen de quinientas páginas, con prólogo, introducción, estudio de Concha de Marco y su tiempo, bibliografía e incluso índice onomástico de intelectuales y artistas citados. Ofrece al lector el testimonio vivo y sincero de una escritora valiente, mujer luchadora, intelectual feminista, que cuenta, a corazón abierto, los entresijos de una de las épocas más tristes de nuestra historia reciente. Desde el dolor y la rebeldía escuchamos, también, la voz cálida y valiente de una mujer que nunca se dio por vencida.