La doctora en Filología y catedrática de Literatura Juana Vázquez ha escrito una nueva novela, después de su larga trayectoria de poeta, con ocho poemarios, y sus dos obras narrativas anteriores: Con olor a naftalina y Tú serás Virginia Woolf. También ha cultivado el ensayo, centrado principalmente en el siglo XVIII, de cuyo siglo hizo la tesis El costumbrismo español del siglo XVIII. En el campo del ensayo hay que destacar El Madrid cotidiano del siglo XVIII, que va ya por la tercera edición.

En Personajes de invierno, su última novela, publicada por Sapere Aude, encontramos esa melancolía que anida en las novelas de Juana. En esta obra, esa mirada al mundo, viene a través de dos personas, Virginia y Thais, que se conocen en un bar del extrarradio de Madrid: Murgo (alrededor del cual gira la novela), y donde las soledades se proyectan y se viven intensamente.

Este hombre y esta mujer, jóvenes aún, son seres a la deriva, erráticos y desnortados, que buscan una salida a sus traumas vitales a través de la atracción amorosa.

Conviven en la novela dos universos, el de Virginia, una profesora de periodismo, un ser fracasado perdido en sus amargos recuerdos, que no ha encontrado su lugar, y vive envuelta en espejismos y deseos no cumplidos, y otro universo paralelo es el de Thais, un holandés, introspectivo, extraño, hermético, solitario y triste.

AIRE DE TRISTEZA

Con esos mimbres, la novela avanza a través de cierto aire de tristeza y deseo de dejar atrás el ayer y renacer a una vida nueva. Hay en la obra un poso de enigmas y silencio. Virginia se refugia en la soledad del bar, que es todo un lugar para perdedores. Thais arrastra recuerdos traumáticos de su pasado sucio e inquietante y busca el calor de Virginia para poder olvidar y vivir en el presente. Los pasados inquietantes de los dos hacen muy compleja la relación amorosa.

La prosa de Juana avanza como si estuviera en un túnel, buscando una salida, anhelando ventanas que dejen ver la luz en la oscuridad que se filtra entre las luces de neón de los bares, donde el alcohol hace estragos, para huir de la amarga y desconcertante realidad: «Ya instalada en la otra esquina de la barra, Virginia saca un libro del bolso, mientras va bebiendo poco a poco sorbos de cerveza haciendo que lee. Desde allí, en un espacio más oscuro, pues da la sombra de la lámpara que proyecta su luz en los pinchos variados del bar, puede ver aquella cara apagada del extranjero que se parece a cuando las luces de un coche están mucho tiempo encendidas y se va agotando la batería» (pag. 47).

SERES PECULIARES

Late en el libro la respiración de los seres peculiares e inquietantes que se percibe en la prosa de Juana. Seres perseguidos por el luto y el maltrato. Vive Virginia ese dolor, esa sombra de mujeres lorquianas que se encierran en la casa o, en el caso de la protagonista, se va al bar como un santuario para huir de la vida. Eso es para Virginia el bar Murgo, lugar de consuelo y de olvido.

La novela transcurre como si navegase en un océano hondo, sin apenas algas, solo con agua que no deja ver la transparencia ni la luz del día, hasta que desemboca en un final no esperado, y se hace la luz del drama que arrastraba Thais y que, por contraste, nos deja en una oscuridad llena de sombras misterios y enigmas. Una historia solo transitada por sugerencias y sospechas, por misterios y anhelos.

Juana Vázquez ha escrito un libro que es, en algunas ocasiones, poético, y, en otras, apegado a la realidad diaria de unos seres derrotados por la rutina y por un dolor antiguo que los persigue.

Una novela que nos hiere con su prosa y con unos personajes que podemos encontrar en la noche, purgando penas y buscando en una copa la felicidad perdida. Una obra que nos hace meditar sobre los sinsabores de la vida y su complejidad inquietudes y traumas.

‘Personajes de invierno’. Autora: Juana Vázquez. Editorial: Sapere Aude. Oviedo, 2018.