Tizón se considera muy feliz con ‘Herido leve’, muestra su alegría en cada una de las páginas de este inagotable amor a la literatura. En el pulso narrativo del libro subsiste el mismo vértigo que el autor pone en su obra de ficción, cuentos y novelas. Según declara, los géneros no importan, en el fondo es literatura que habla de literatura. El autor se ha exigido un criterio de calidad para reunirlos, indultando aquellos que se sostienen pese al paso del tiempo, y en los que se reconocía, descartando otros que respondían a intereses más circunstanciales, y que publicados en el conjunto no iban a resistir la criba del tiempo. Tizón señala un doble trabajo en este libro: por un lado, reescribiendo los textos hasta considerarlos satisfactorios, encajándolos en una estructura coherente que evitase la aglomeración informe. Un segundo proceso le llevó a realizar muchas pruebas, desplazando piezas de un capítulo a otro, hasta que han ido encajando en el lugar adecuado.