Hay un dicho que indica que cuando un finlandés introvertido te habla se mira los pies, si el finlandés es extrovertido se atreve a mirar tus pies. Leo Las niñas siempre dicen la verdad, de Rosa Berbel, y encuentro en sus versos un tanto de introvertido y otro de extrovertido. Una mezcla coherente y acertada. Acudo a una entrevista en una revista digital para conocer un poco mejor a su autora y sí, Berbel tiene muy claro el camino que desea seguir, una búsqueda y observación de lo experimentable, que bien reflejan sus versos. Poesía sin maleza. También tengo entre las manos El sol y sus flores, de Rupi Kaur. Dice la faja que acompaña al libro que se han vendido más de cuatro millones y medio de ejemplares. Y recuerdo a Kafka y a sus claras expresiones «lamentable» o «deplorable». También viene a la mente San Juan de la Cruz «Detente, cierzo muerto», o las palabras de Rilke «Dictámenes de bandería que sostienen hoy una cosa y mañana la contraria».

Poéxit, lo de Rupi Kaur es poéxit, o lo que es lo mismo, un amago de poesía que reina en la república de las letrinas, algo así como la Némesis, la justicia retributiva. No sé si otra definición puede ser «patulea», o tal vez «patullar». ¡Es tan poco poético!

Dice Rosa Berbel en la entrevista que le molesta mucho que se hable despectivamente de la joven poesía. Y tiene razón, la poesía escrita por jóvenes anda en un proceso de búsqueda e indagación de propuestas valientes y rompedoras. Hay mucha poesía joven muy digna, pero aún en proceso de irrupción y de maduración, como debe ser. Lo contrario sería un error.

Lo que es poesía seguirá siendo poesía, lo que no es poesía es poéxit, o lo que es lo mismo, la cara de un finlandés mirándose o mirándote los pies. Nada más. No hay mucho más por más que se busque. Y si se busca se pierde el tiempo.