Remedios Sánchez, experta en literatura actual con abundantes trabajos en el género del ensayo y referidos al ámbito de la poesía (el más reciente, Así que pasen treinta años. Historia interna de la poesía española, Akal, 2018), ha entregado últimamente el título De la nieve al trigo. Antología de poesía granadina (1995-2019), del que hace el estudio preliminar para, a su vez, permitir la edición y selección que corresponde a Juan José Castro Martín, docente también y poeta y por ello entendido en la materia de esta recopilación tan cuidada por la colección «Antologías» del sello editorial Calambur.

Las palabras introductorias para presentar la subsiguiente recopilación poética son de una profundidad, oportunidad y acierto crítico indudables, y permiten llegar a unas sintéticas conclusiones que pueden concretarse en: A) Fijar la importancia de la promoción de poetas granadinos que entre «1995 y 1999 acabó sus estudios de Filología en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada», por representar -escribe Remedios Sánchez- «el punto de inflexión del cambio de rumbo en la lírica granadina». B) Marcar los focos de influencia que convergen en tal promoción, bien posicionándose a favor de la Generación del 50, o bien de la del 80, y a la vez señalar divergencias con estas corrientes que llegan a formularse, entre otras, con los postulados de la poesía del Fragmento o de la experimentación y de las vanguardias. Todo el conjunto de esta diversa creación representa en Granada «los focos de los permanentes terremotos literarios desde hace cuarenta años, desde La Otra Sentimentalidad».

Partir de las palabras preliminares de Remedios Sánchez, cuyo título exacto lleva el rótulo de «Apuntes para una intrahistoria (real) de la poesía granadina (1995-2019)», es comprender enseguida la necesidad de esta obra, enmarcada a su vez en cinco parágrafos que estructuran la selección lírica y que guían al lector orientando su interés en ese panorama poético atendido bajo estos titulares que anotamos en su literalidad: «1. Introducción a la Granada poética de los años 80; 2. Buscando el camino. La Universidad como referente (o cómo se construye una generación); 3. Los nuevos poetas buscan su sitio. A propósito de los nacidos entre 1960 y 1985; 4. Conclusiones; 5. Bibliografía». De ellos, el más extenso y explicativo es el 3º, desglosado en cuatro epígrafes que contemplan, en este orden, «Los herederos de la poesía figurativa», «El fragmento como bandera (o la deconstrucción del poema)», «Clásicos modernos», y «Poesía divergente». Con tal estructuración general y particular ya el lector puede moverse por tan interesante volumen.

Desde la página 53 a la 269 (doscientas diecisiete en total) se presenta la selección de poemas de los treinta y cuatro nombres antologados, dedicándoles en cada caso entre tres o cinco páginas a los respectivos textos. Dado que los nombres se ordenan alfabéticamente, desde el primero (Francisco Acuyo Donaire) hasta el último (Anunciata Vinuesa Pons) hallamos apellidos como los de Juan Carlos Abril, Begoña Callejón, José Cabrera Martos, Antonio Praena y Fernando Valverde, o de otros que dejan versos tan originales como los de «Sirena de Nueva Inglaterra» -de Nieves Chillón-, tan emotivos como los que definen el amor diciendo que «y es armónico el empuje de los cuerpos/que trascienden la noche para amarse» -Alejandro Pedregosa- o tan dramáticos como otros de «La Bestia» -de Daniel Rodríguez Moya-.

Es el lector quien dará su aquiescencia a un total de ciento doce títulos de forma y contenido tan diversos, pero por ello inigualablemente representativos de la espléndida actualidad de la poesía granadina, que lo mismo describe al ciudadano urbanita aludiendo a su modo de pensar («Llevas el tiempo en los bolsillos./La mirada perdida en el cemento./Un centenar de dudas en los ojos./El viento de la tarde sobre el pecho», y esto según Ramón Martínez López) que al duro realismo de una noticia recogida en la prensa, poetizada con versos como «Aminata existe y tiene 13 años,/sus ojos son almendras que flotan en dos platos/pequeñitos de leche de cabra fermentada/y sus manos rastrojos de centeno/y su madre se ha muerto y ni recuerda».