La luz sabe a jugo de arándanos y cerezas en los límpidos versos de Carlos Iglesias Díez. Su poemario está lleno de suaves aniversarios «donde la realidad es un destello azul».

Me gusta rozar libros como este ‘Pájaro herido’ abrazando en el silencio unos poemas breves, cristalinos, donde suenan las alas de un ruiseñor feliz:

«Dejo pasar con lentitud los días/ajeno a los milagros...».

Un lirismo feroz transita en estos versos.

Los poemas celestes de Carlos Iglesias Díez ruedan como canicas sobre el tiempo, silban como libélulas de jaspe en los fieles meandros de la oscuridad: «...posas tus manos/sobre el teclado de la noche».

Mas la noche no existe en este bellísimo poemario cuajado de nubes, navíos y polaroids anidando en los brazos de la lentitud. Bajamar Editores ha editado un libro hermoso, este ‘Pájaro herido’, dulce como un zumo de cerezas y arándanos en los labios del lector.