Pasadas las empachosas fiestas navideñas y, una vez digerida toda aquella comida sobrante en nuestros estómagos privilegiados, nos lanzaremos como fieras enloquecidas a por las oportunidades que nos ofrecerán en grandes y seductores almacenes. Buscaremos con ansiedad esa prenda que habíamos seleccionado previamente y la conseguiremos, con suerte, a la mitad de precio. Aprovecharemos las grandes ofertas que nos ofrecen para realizar la compra de ese detalle, que nos vendrá perfecto, para el rincón que quedó solitario y vacío hace algunos años en nuestro salón. Ascenderemos penosamente la cuesta de enero con resaca, incertidumbre y cautela esperando una buena solución política a los problemas que atraviesa nuestro país. Esperemos que 2020 venga cargado de maravillosas y fantásticas oportunidades y, por supuesto, que nosotros sepamos aprovecharlas y las subamos en el prodigioso tren de los sueños y de la vida.