‘Los mosaicos ocultos’. Autor: Rafael Trujillo Navas. Editorial: Letrame. Madrid, 2020.

En la novela de Rafael Trujillo Navas Los mosaicos ocultos, la memoria es el eje en torno al cual gira la historia que se narra en ella. Milo (Emilio) es el protagonista, un joven arqueólogo que, mientras excava en los Montes Tauro de la Anatolia (Turquía) un mosaico de la dinastía Flavia, reconstruye su vida desde la infancia ordenando las teselas de la memoria, llena de zonas oscuras, de hallazgos inesperados.

El estilo es ágil y con ritmo, gracias a la utilización de párrafos cortos de no más de tres líneas, pero bien hilvanados como para asegurar la continuidad de la narración. Hay también en la novela una buena combinación de prosa y poesía. Con sobriedad, pero con gran lirismo, el autor desliza expresiones que podrían formar parte de poemas en prosa, haciendo que el lector logre penetrar en los pliegues del alma de los personajes, pues, como sabemos, el lenguaje poético es el más sublime, el único capaz de llegar donde no llega la prosa.

La novela se desarrolla en tres escenarios distantes, pero interconectados a través de un hecho vivido por el propio Milo en sus años de infancia, y que determinará el destino de su vida. Un primer escenario es el de Milo y su familia, una familia de clase media en alza durante la etapa del pelotazo, pero caída en la ruina por un escándalo inmobiliario que se nos desvela ya en la primera página y que conduce al embargo del chalet familiar. El segundo escenario es el de la arqueología, donde Milo descubrirá el tráfico ilegal de piezas arqueológicas (los proyectos «topo de gama»), y se le planteará un dilema moral sobre la ética de su profesión.

El tercer escenario, el que da realmente sentido a la novela, es el de la infancia de Milo. Es un escenario claramente rural, donde la naturaleza emerge en sus diversas formas, ya sea en el paisaje en torno a la finca La Partición y el antiguo molino de aceite; ya sea en las riberas del río Guadajoz o en el paisaje de la sierra de Urdián; ya sea en la poderosa e irrefrenable atracción que, desde niños, sienten Milo y su prima Berta y que se irá intensificando en la adolescencia y juventud. A pesar de que sus caminos se van alejando con el paso de los años («dos infieles a sí mismos»), el fuego que un día nació entre ellos permanecerá siempre en sus almas y será lo que los salvará de la desolación y el abandono.

En definitiva, una novela sobre la memoria, entendida como un mosaico de recuerdos que en forma de teselas se van enlazando unos con otros. La vida y la memoria como un mosaico que deja zonas oscuras sin desvelar, y sobre las que sólo cabe la interpretación, como hace la arqueología, o la invención, como hace la literatura.