Descubrimos al monstruo gracias al cine y a los sucesivos remakes que sobre el tema se hicieron, incluyendo desde El espíritu de la colmena hasta la disparata versión de Mel Brooks, El jovencito Frankenstein. Pero conocimos el mito cuando la literatura nos lo acercó de una forma desapasionada, nueva. Y solo entonces nos percatamos de que Frankenstein (o el moderno Prometeo) es una de las más bellas historias de amor que se hayan podido escribir y resulta difícil comprender cómo fue tan deformada durante tantos años. Nacida la leyenda y la novela a la par, en el verano de 1816, de la mente de Mary Wollstonecraft, cuando junto a su esposo el poeta Percy Shelley se reunieron con Lord Byron en una villa a orillas del lago Leman y decidieron que cada uno se inventara una historia de fantasmas, Frankenstein es una metáfora sobre la vida y la muerte, y como toda novela gótica que se precie, una maravillosa historia de desamor. Y si algo aporta esta edición, que ahora acaba de editar Akal, son las cerca de mil notas y más de 200 ilustraciones y fotografías que engrandecen aún más la obra.

Ahora que recuerdo, estamos en tiempo de descuento, y los Premios del Tío Oscar se acercan. Pero, ¿saben ustedes lo que nunca se contó del cine? El séptimo arte es pródigo en leyendas urbanas, y de eso trata precisamente este curioso libro de igual título, Lo que nunca se contó del cine. Cierto es que a poco que se sea cinéfilo, es fácil adivinar que en una película se tira a la basura más metraje de lo que se nos presenta o, por ejemplo, que los sesudos ejecutivos de los estudios a veces salvaron sus carreras y fortunas gracias a una película determinada.

Pero, ¿sabían ustedes que George Lucas jamás concibió La guerra de las galaxias como una saga, que Coppola inició El Padrino lleno de dudas a causa del carácter nada amable de Marlon Brandon, que la dificultad de llevar al cine El señor de los anillos arranca nada menos que de 1964, que las inclinaciones políticas de Bogart casi dieron al traste con Casablanca o que Tiempos Modernos no tenía ningún futuro a decir de muchos en un momento en el que el cine mudo entraba en franca decadencia...?

Y es que el cine, nunca dejará de sorprendernos. Tanto aquel que visionamos en la gran pantalla como el que no se nos muestra entre bambalinas. Cine, cine, cine, más cine por favor. Y ahora, compren sus palomitas y a esperar quién se lleva la gloria y el fracaso.

Y vamos a cerrar esta Carta del Norte, con la reedición de una pequeña joya literaria, con la que es considerada la primera obra de Federico García Lorca, Impresiones y paisajes. Se trata de una especie de diario, anotaciones literarias, artísticas, poéticas, etc, del viaje que haría el autor siendo estudiante y recorriendo la geografía española desde Castilla hasta los rincones más queridos de su Granada natal.

Por la ruta lorquiana de Impresiones y paisajes disfrutaremos de su visión de los campos de Castilla, unos campos no muy alejados a los de Machado, antes de adentrarnos en el Albaicín, los jardines de La Alhambra, la luz de su Andalucía... Y, por encima de todo ello, o a la par, las ilustraciones en esta ocasión de Alfonso Zapico, posiblemente el historietista y dibujante con mayor proyección nacional e internacional del momento. Todo un lujo.