Vivir es ir trazando con cuidado las líneas», escribe Enrique García-Máiquez. Y dice más, por ejemplo, «que tú no morirás mientras yo te recuerde...». Mal que bien es el nuevo poemario de quien nació en Murcia en 1969, aunque sus raíces familiares están en El Puerto de Santa María, donde reside desde su infancia. El hecho es que tal poeta es, además, articulista, prologuista y traductor. Ha publicado aforismos, diarios y ediciones de poetas actuales. Los cuatro poemarios anteriores a este son Haz de luz (Pre-Textos, 1997), Ardua mediocritas (Ánfora Nova, 1997), Casa propia (Renacimiento, 2004) y Con el tiempo (Renacimiento, 2010). Mario Quintana y G.K.Chesterton se encuentran entre los autores que ha traducido.

Ahora, Enrique García-Máiquez llevaba sin publicar libros de versos unos nueve años cuando, además de figurar como jurado en los sucesivos premios Adonáis y otros certámenes, ha dado a la imprenta Mal que bien, un libro que trata de acercarse al lector con un lenguaje sencillo, unos versos donde la emoción y la descripción de las situaciones nos permite adentrarnos en un pensamiento en el que abundan el gusto de determinadas escuelas clásicas o modernas y ese sabor lírico y humano capaz de conmover a quien se acerca a su mundo vitalista y cercano. «Al fin he terminado de escribir/todas las entrelíneas de este libro/y mi silencio me ha costado», advierte en el pórtico. Luego lo divide en 7 grandes partes y una «Bendición»: «Como mi padre se casó tan joven,/hasta que yo no he sido mayor/él no ha dado el perfil de patriarca».

De «Ten piedad, tiempo», razonable exigencia de un poeta dialogante, elegimos «Lady Macbeth»: «Debe de haber un crimen porque borro/y borro las palabras y borro las palabras/y siempre hay más palabras en mis manos», versos sencillos para descubrir algún pasado o explicarse todos los presentes.

De «Hasta pronto» surge «El triste epitafio a una joven madre»: «No, no te sea leve la tierra/en que reposas/ni tampoco tranquila. No estás acostumbrada./Que sobre ella retumben cada día más firmes/los pasos de tus hijos y el ruido de sus risas». Es el emocionante saluda a la eternidad, la vida convertida en angustia innecesaria.

«Cuerpos gloriosos» habla de la utilidad de la poesía: «Paré un minuto/a la sombra de un sauce/e hice un tanka./Cuando alguien lo lee, sigo/descansado un minuto». El poeta acude a la lírica para respirar el sosiego de los infelices portales.

En «Monogamia» surge una «Aleluya»: «¿Todo amor es fantasía?/Eso yo no diría...». Aparecen historias y lugares, escuetas biografías de una vida, la de todos nosotros, poesía para revisar nuestro sentido de la existencia.

«Por excelencia» es un poema completo, pese a su brevedad de «Su rostro en mi espalda». «Cambia mucho las cosas/que el muerto principal/en la vida de uno,/el muerto más palpable,/por antonomasia,/el cotidiano, el muerto/que de mi pecho cuelga/sea un Resucitado». Nos lleva al mundo de las creencias, al universo eterno de lo sobrenatural, es decir, más allá de nuestra existencia poco comprendida por los demás.

«En el instante/en que el niño se lanza/a la piscina,/puede verse en su espalda/las alas de su ángel», leemos en «Epifanía», del apartado denominado «Al alimón», o sea, una invitación a situarnos al lado de la ternura, de la consciencia, todo dicho de forma sencilla y conmovedora

La poesía de Enrique García-Máiquez es como un relámpago, esa muestra de sensaciones radiantes y de intuiciones hermosas capaces de conmovernos que, convertidas en verso, nos sitúan al lado del poeta y de su propia biografía, escasamente distinta a las demás biografías.

Sus poemas suelen ser cortos, diáfanos, vivos, a veces incendiados por el énfasis de la palabra. En ellos resuena cierta angustia existencial o una moderada alegría, pero siempre el afán de rememorar la poesía de los clásicos o el detenido suspiro de los enamorados.

El autor de este libro, en un escaso número de poemas, es capaz de crear un amplio espacio en el que la indagación en torno a sí mismo, y a los demás, le permite hablar de su familia y, al tiempo, rememorar el mundo cercano de sus vecinos, con las clásicas ideas en torno a la vida y la muerte y la urgente necesidad de comunicarnos sus dudas y angustias, nunca mitigadas.

‘Mal que bien’. Autor: Enrique García-Máiquez. Editorial: Rialp.

Colección Adonáis. Madrid, 2019.