Última entrega de Ángel Guinda, con una dilatada trayectoria a sus espaldas, en la que prima una humanidad y profundidad que se equilibran con tiento hacia la desnudez de lo poético. Contenido, el autor no fuerza la palabra, sino que se deja arrastrar por la fluidez que el instante exige, según el momento, bajo un fondo de cierto hedonismo existencialista pero sin perder el punto de tragedia que es vivir. Esa lucidez dolorosa del instante vital, del presente como un cauce a punto siempre de desbordarse, imprime otra concepción de la existencia que invita a encarar la vida, ante la brevedad de este hecho, con la máxima plenitud. Desde el primer poema se insufla ese espíritu de vitalidad, esa apuesta por una serie de constantes, por la pregunta sin respuesta, por dejar semi-oculta la magia de lo inexplorado como el soporte que mantiene al poema.

Y la presencia de la muerte como ese elemento cuya aparición revitaliza la sensación de todo lo contrario: «La vida es nuestra./Nosotros somos de la muerte». Despojar al yo de toda su pesadez, de todo lo sobrante e ir en busca de lo liviano: «¡Somos insignificantes! Tenemos esta vida en alquiler». Y consolidar así también, y a un tiempo, la certeza del concepto de brevedad que ilumina al sujeto poético durante todo este trayecto. La parte final («Recapitulaciones») es una invitación casi imperativa -desde la misma forma verbal del inicio de cada texto- a la reflexión vital desde la experiencia profunda y evocadora, a ese sentimiento de ave de paso que impregna el lenguaje del sujeto poético, y con el que el lector se deja deslumbrar, cerrando no un círculo cualquiera.

‘Los deslumbramientos y recapitulaciones’. Autor: Ángel Guinda. Editorial: Olifante. Zaragoza, 2020.