Hay en su voz poética un fulgor de colinas de junio estremecidas por un rayo. Adentrarse en los versos de ‘La fundación’ es tocar la emoción de una casa abandonada donde sigue trinando un jilguero enfebrecido.

La poesía de Juanma Prieto es luminosa, cristalina y fluida en su aparente densidad. Sus poemas son naves de un lirismo exacerbado y uno entra en su espacio como un espeleólogo feliz en una gruta encendida de dolor, con los recuerdos hechos estalactitas.

Juanma escribe «hay umbrales que siempre precisaremos cruzar», invitándonos a que nos adentremos en su poesía. En este poemario mágico, esencial, editado en La bella Varsovia, hay un temblor que viene de lejos, del fondo de la tierra, de los días quemados, dormidos en la pureza de un patio infantil. Uno ve la lombriz aplastada en la maceta y siente que pisa el tiempo, la emoción de un cielo granate, mágico e invertido.