José María Merino (La Coruña, 1941) ha explorado prácticamente todos los géneros literarios, desde la poesía a la novela, pasando por el cuento, el ensayo o la literatura infantil y juvenil. Empezó escribiendo un poemario (Sitio de Tarifa, 1972), pero sus mayores éxitos los ha obtenido con la narración. Con su novela La orilla oscura (1985) logró el Premio de la Crítica y con El río del Edén (2012), el Premio Nacional de Narrativa. Ha recibido también el Premio Nacional de Literatura Juvenil (1993). Miembro de la Real Academia y doctor honoris causa por la Universidad de León, ahora publica una nueva novela, Musa Décima (Alfaguara, 2016).

--¿Cómo se cruzó Doña Oliva en su camino y por qué decidió escribir sobre ella?

--En mi adolescencia, la Nueva Filosofía... entró en la biblioteca paterna. Es la cuarta edición, publicada en 1728 --la primera lo fue en 1587--. Estudiante en Madrid, encontré una antología muy completa del libro, de 1935. En el prólogo aparecía la referencia al breve testamento del padre, descubierto a principios del siglo XX, en el que negaba la autoría de su hija. Ya entonces me pareció que en el asunto había tema para una novela, lo que he hecho casi 60 años después.

--Cuando se escribe sobre un libro, el propio trabajo de investigación suele ser un aliciente. Sin embargo, conociendo su meticulosidad y viendo el propio desarrollo de la novela y la polémica que envuelve el tema, este trabajo ha debido ser complicado.

--Para mí ha resultado muy estimulante, porque a lo largo de esa investigación --para la que no hay muchos datos-- descubrí, por ejemplo, las academias que había en muchas ciudades españolas en el siglo XVI, y a partir de ahí imaginé que en Alcaraz, la villa en que vivía Oliva Sabuco, había una de esas academias, donde ella se formaría.

--Parece increíble que una chica de 25 años, con las condiciones de entonces, pudiera escribir ese libro, Nueva filosofía de la naturaleza del hombre.

--Marcelino Menéndez Pelayo fue doctor a los 18 años y catedrático de universidad a los 22. Claro que si Oliva hubiese estudiado en la universidad, no hubiera escrito esa obra, pues defiende lo que pudiéramos llamar la «medicina naturista»: comer sano, hacer ejercicio, respirar aire puro, procurar que los disgustos o las emociones no afecten a la salud....

--Aunque no lo diga en su novela, ¿se ha hecho usted una idea de quién pudo escribir el libro, si Doña Oliva o su padre? ¿O, incluso, como aventuran otros, Pedro Simón Abril?

--Ojo, mi libro no es una tesis. Oliva y el libro firmado por ella son materia dramática para desarrollar personajes y sentimientos en el mundo de hoy. Pero si esa desautorización del testamento del padre tenía algún propósito sincero, ¿cómo es posible que en la edición que yo tengo, publicada 141 años después de la primera, la licencia y el privilegio sigan estando a favor de Oliva Sabuco? Tratándose de un libro que tuvo indudable éxito, ¿puede creerse que los cuatro hermanos de Oliva no recabasen sus derechos? Ese testamento de Miguel Sabuco nunca se ejecutó, ¿no es eso raro?

--Lo que parece claro es que Doña Oliva debió ser una mujer extraordinaria.

--Que el libro se publicase firmado por ella demuestra que Oliva gozaba de prestigio intelectual en Alcaraz, su pueblo, una villa no grande. Si no fuese así, habría suscitado un escándalo cuyo eco conoceríamos.

--A estas alturas del siglo XXI, ¿cree usted que la mujer ha logrado la igualdad literaria con el hombre? Hay escritoras que se quejan de que los premios literarios están controlados por los hombres.

--Creo que la igualdad es natural y obligada. La única diferencia debe estar en el mérito. Pero ojo, hablando de premios, los últimos Nadal y Planeta han sido para mujeres.

--El proceso metaliterario en el que se desenvuelve la escritura de su novela, Musa Décima, le ha servido para pronunciarse claramente sobre la situación de la escritura en España. Y la conclusión es desalentadora: el triunfo de la literatura superficial, el amaño de los premios, la pérdida de lectores... En fin, como usted dice: «Creo que estamos asistiendo al principio del fin de la ficción escrita... Dentro de un par de generaciones, la inmensa mayoría apenas conocerá eso que llamamos libro». ¿Tan mal estamos?

--La entrega entusiasta a las nuevas tecnologías ha traído pérdida de léxico, simplificación del discurso, idea del libro en papel como algo arcaico, descenso radical de lectores de textos mínimamente complejos... Todo eso no parece prometedor.

--Su libro, además, no deja muy bien a los escritores y los intelectuales en general, siempre buscando la gloria propia, aunque para ello tengan que robarle el argumento al prójimo.

--La duda sobre la autoría es el motor de la novela. Pero si lo fuesen determinadas conductas bancarias, estaríamos en un terreno muy parecido: el de la avaricia, que es el problema fundamental del homo sapiens y la causa de la mayoría de las desdichas de la humanidad. Como seres humanos, los escritores no nos diferenciamos del resto.

--También está lleno de referencias y simbología, siempre pensando en la actualidad. Así, por ejemplo, su toque a los nacionalismos, cuando Rai se establece en Panamá: «Ahora se preguntaba qué era eso de la identidad, que tantos enfrentamientos suscitaba en el mundo y tanta sangre hacía derramar».

--Ese mirarse al ombligo con delectación majestuosa es otro de los problemas humanos, un tribalismo muy español desde los reinos de taifas, por lo menos, olvidando que nuestra gracia y nuestra riqueza está en la diversidad, tanto cultural como telúrica.

--Como dice uno de los personajes, Marina, creo que la novela es la mejor forma de plantearse la historia de Doña Oliva, que con Musa Décima ganará el reconocimiento que se le negaba hasta ahora, porque no solo se trata, pienso, de tener un buen argumento, sino también de reivindicar una figura olvidada.

--Si mi novela sirviese por lo menos para eso, me sentiría muy satisfecho. Pero creo que vivimos tiempos en los que ese tipo de interés por ciertos enigmas culturales está en la catacumba, salvo si se trata de la sábana santa y cosas así.

--Y su próximo libro, ¿cómo va? ¿Podría contarnos de qué se trata?

--Mi próximo libro reúne, con algunos nuevos, mis cuentos dispersos sobre el llamado profesor Souto. Lo ha preparado la profesora Ángeles Encinar.