Un escritor reconocido, novelista extraordinario, economista e intelectual, y ahora poeta desconocido. Días en blanco. Poesía completa, de José Luis Sampedro, de reciente aparición en librerías desde el 5 de marzo, días antes del estado de alarma, reúne su obra poética completa y totalmente inédita. Libro póstumo de un pensador y humanista, era conocida su posición hacia un mundo más igualitario, su actitud ética y comprometida con su tiempo. Textos con una poesía inicial e inaugural de cincuenta años de creación, fragmentos del mundo que miraba y sentía de otra manera y perspectiva. Un libro que si bien es cierto no quedará en los anales de la poesía, ensombrecido, sobre todo, porque su autor es conocido y célebre por otras disciplinas distintas a la lírica.

De milagrosa su publicación, el original fue casualmente encontrado entre cosas destinadas a la basura, según cuenta la viuda del escritor. Magia en este hallazgo que se añade a su legado, un libro de poemas de alguien que nunca pensó en publicarlos y quiso expresarse en una suerte muy distinta a la de su obra escrita y conocida, pero que resume sus ideas, miradas y pensamiento sobre el mundo, desde el lado más personal e íntimo. «Este es un libro fruto del desorden y superviviente de las mudanzas», como reconoce Olga Lucas, viuda de Sampedro, en su introducción a este texto. Un detalle curioso es el último poema escrito en 1987, y tal vez el único que publicara y que fue incluido en la novela La vieja sirena (1990); dicho texto llevaba la intención de que fuera atribuido a Safo, pero el autor era J.L. Sampedro.

Poesía pura, sin duda, e incluso diría de primer trazo, escrita en silencio, con la complicidad del tiempo y los años. El libro está organizado en varias partes temáticas y orden cronológico. Algunos ejemplos, el poema «El milagro del clavel», dedicado a la revolución de los claveles en Portugal: «Un país entero/que se cambia de piel/por la sola fuerza/de un rojo clavel». O este otro de plena actualidad: «Un hombre que va solo por la calle/y, de pronto,/necesita no correr, no tener prisa./Europa es la vendedora de periódicos». Y, finalmente: «Este será mi premio y mi victoria./Que una tarde, al leerme,/necesites buscar entre las páginas,/una rosa olvidada, que no existe».