Quizá sea Leopoldo de Luis uno de los autores con más necesidad de investigación para conocer y difundir su obra. Él, que en sus afanes de ensayista dedicó uno de sus libros a promocionar la Poesía social española contemporánea: Antología (1939-1968), carece del oportuno altavoz de la crítica para situarse al nivel de sonoridad que le corresponde.

Seguro que tal desconocimiento está vinculado al hecho de no haber sido nunca un poeta oficial, amigo de la estética dominante, sino una voz de singular personalidad y timbre diferente al de esquemas consabidos.

Su vibrante individualidad explica que fuera uno de los nombres incluidos por Antonio Rodríguez Jiménez en su recopilación Elogio de la diferencia. Antología consultada de poetas no clónicos.

Leopoldo de Luis nació en Córdoba en mayo de 1918 y falleció en Madrid en 2005, con una treintena de poemarios de mérito razonable, apoya su voz lírica en presupuestos claramente humanitarios, de raigambre existencialista y de contenido social.

Colaborador en revistas literarias de su tiempo, entre ellas la cordobesa de Cántico, fue Hijo Predilecto de Andalucía en 2004, Medalla de Oro de la ciudad de Córdoba o Premio Nacional de las Letras Españolas, y a su obra de conjunto puede accederse fundamentalmente gracias al volumen de Visor Obra poética (1946-2003). Sin duda, de sus individuales circunstancias biográficas (soldado republicano y hasta 1942 preso franquista) nació, entre otros, su libro Huésped de un tiempo sombrío (1948), habiendo dejado versos de corte y métrica clásicos tan sentidos como «Respiro por la herida este aire triste/ empapado de humana pesadumbre». Amigo que fue de Miguel Hernández, sus versos tienen también en ocasiones un palpitante eco machadiano reconocible, por ejemplo, en «Entre estas manos con que escribo cabe/acumulado todo lo que tengo,/todo lo que sostiene el breve mundo/querido que defiendo».