Sucedía en algunas familias, dos o tres generaciones atrás. No eran pocas las veces que el nombre de una bisabuela o de una tía-abuela era un tema tabú para todos. Alrededor de bastantes mujeres se erigía un muro de silencios y olvido, plagado de sombras o misterio.

--Ah, pero tita, ¿tú tuviste otra hermana? El dato terminaba en el nombre. Y poco más. Fueron mujeres incómodas, raras, que rompieron los tabúes de su tiempo y se atrevieron a ser libres, cuando lo mandado era ser obedientes a las buenas maneras y al rol del momento. A unas las encerraban en el manicomio, previo informe médico, a otras en un convento. Y otras se desterraban voluntariamente o se convertían en eternas viajeras. Y se borraba el rastro para siempre.

Hoy las historiadoras reconstruyen esas vidas.Y descubren existencias y modelos femeninos inimaginables y exóticos. Historias como novelas que completan la Historia.