En los años 80 recibí como obsequio una cerámica, a propósito de una intervención poética, en el IES de Écija, donde Pedro Roso ejercía como profesor de Literatura. Poco tiempo después conocí a su autora, Hisae Yanase, inspiradora y creadora del proyecto Frapa, que funcionó en el barrio San José Obrero de Córdoba durante una década. En ese periodo y en el ámbito de la parroquia San Rafael, Hisae fue la maestra que dirigió a un grupo de personas con movilidad reducida mientras aprendían y creaban vasijas de época califal.

En la calle Antonio Gala, los artistas de Frapa diseñaban el barro, lo cocían en el horno y lo decoraban según los modelos de forma y color encontrados en Medina Azahara. Y ya en 2013 Hisae y yo compartimos, junto a Rita Rutkowski, el homenaje que se nos dispensó en la casa Góngora y del que fue comisaria Marisa Vadillo.

Hisae era una persona alegre y generosa, dinámica, y una artista dispuesta siempre al entusiasmo.