Vital e irreductible, Antonio Flores es poeta y filósofo. La relación de ambas disciplinas se ha desarrollado en medio de una permanente tensión, hasta el punto de que seguimos advirtiendo el antagonismo existente entre estas dos figuras solo en apariencia irreconciliables. Aludo a este comentario no solo por la formación académica de Antonio sino también por la cita que introduce su libro Geometría del verso, premiado en el LVII Certamen Nacional de Poesía Amantes de Teruel convocado por el ayuntamiento de la ciudad homónima, cuya inscripción en el frontispicio de la Academia de Atenas, «Nadie entre aquí que no sepa geometría» manifestaba con rotundidad la importancia que se otorgaba a ese saber. Y por semejante razón no me sustraigo de traer a colación el pensamiento platónico sobre las matemáticas, ya que en ellas se halla el origen y fundamento de su teoría sobre las formas y las ideas. Si, según el filósofo, las matemáticas están en el alma humana, solo se requiere la introspección para volvernos conscientes de ese saber interno. No está tan desviado Antonio Flores en su cartografía amorosa cuando asume el reto y el riesgo al enfrentarse a la experiencia amorosa desde el perfil de la geometría, la teoría cuántica, la química, la física y hasta la alquimia, integrando orgánicamente un corpus léxico claramente significativo: algoritmo, bisectriz, ecuación, elipse, integrales, logaritmo neperiano, mediatriz, números primos, teorema de Pitágoras... No dudo en manifestar que toda dificultad que pueda hallarse a la hora de entender las Soledades gongorinas es esencialmente de la misma naturaleza que la que surge al tratar de leer un libro de matemáticas avanzadas o un tratado de filosofía, pero ¿acusamos a los matemáticos de oscurantistas porque la lectura de sus textos es anfractuosa? No sería más sensato pensar que el error está en nosotros incapaces de alcanzar una interpretación aceptable. Flores conoce bien el valor de la poesía y no se deja engañar fácilmente con artimañas de sencillez, naturalidad y frescura. Estas doctrinas de la simplificación se recusan frente a cuestiones abstractas o de alta enseñanza. Culpamos a los más jóvenes de su irreflexión, de la negativa a asimilar el tesoro de las tradiciones, del vano orgullo que les permite enaltecerse de no haber sido contagiados por padre o maestro alguno; pero debemos plantearnos cuales son las causas de este desapego. Tal vez no sabemos transmitir con autoridad el valor de nuestras enseñanzas. Antonio conoce bien las virtudes del ritmo y la música que impregnan el poema, la elección del vocablo preciso y precioso, el valor de los recursos lingüísticos. No olvidemos los dos factores capitales que aseguran el éxito de cualquier empresa: conocimiento y esfuerzo. De lo uno y lo otro se cimienta la obra de Antonio Flores, lo que este nuevo libro viene a refrendar.

‘Geometría del verso’. Autor: Antonio Flores. Edita: Ayuntamiento de Teruel. Teruel, 2018.