No sería oportuno ligar de entrada la denuncia y el dolor moral que estamos soportando en los años últimos (nuestra sociedad marcha a la deriva ahogada en las miasmas que produce la hidra del capitalismo) con el poder atribuido a la poesía hace ya muchas décadas, en el tardofranquismo, como auténtica «arma cargada de futuro». Paradójicamente, el poder de la palabra en la actualidad se ha desdibujado. Nunca fue más inútil que ahora escribir poesía, sobre todo cuando se ha acabado degradando el respeto al arte de construir versos auténticos, de prístina hondura y belleza rutilante, mientras falsos poetas desgranan textos híbridos a caballo entre un rancio lirismo adolescentoide y una prosa sin ritmo, cursilona, zafia, cortada a mordiscos o tijeretazos. La poesía verdadera, pese a todo, la que incluye en su sobria estructura un misterio estético, luminosa ternura y pulsión espiritual, aún sigue siendo posible y nos envuelve como esas puestas de sol lentas y violáceas que, al final de septiembre, suelen visitarnos durante unos minutos breves e infinitos dejando una muesca granate en las entrañas. En este libro de versos, Y de pronto Rimbaud, la poesía nos visita como un rojo atardecer que busca acomodo y cobijo en nuestra sangre; no en balde, Jesús Munárriz, autor del libro, con sabiduría ha logrado fusionar la denuncia social, la ironía y la ternura más exquisita y sutil con un humor que nadie como él sabe destilar: «Y en la niebla nocturna se esfumaron/carro, caja y sombrero./Nunca sabré qué fue del ataúd/pero lo vi, lo juro, y hablo en serio» (pág. 95). Estos versos curiosos y genuinos pertenecen al poema «Ataúd», quizá uno de los más amenos del volumen, un poemario de 66 piezas antológicas, de una originalidad sobresaliente. Por eso afirmamos que es este un libro espléndido, necesario para luchar desde muy dentro contra la estulticia moral que nos rodea mediante un discurso cauterizador.

Si algo define esencialmente la poesía de Jesús Munárriz es su armonioso eclecticismo, su trasfondo moral y su compromiso ético, de denuncia social coherente, sutilísima. En uno de sus poemarios más recientes, Los ritmos rojos del siglo en que nací. Un cuento triste, editado hace dos años en Hiperión, resultaba visible en la fibra de sus versos ese interesante aliento de denuncia de carácter social y político que concede a su obra poética un marchamo de armonía y coherente empatía con los problemas de este mundo tan egocentrista y deshumanizado. Y si allí, en aquel libro, entre los versos palpitaba una revisión concienzuda de la historia, tanto a nivel personal como colectivo, aquí, en su nuevo poemario es necesario reseñar la agraz rebeldía que destella y brujulea como un viento feliz entre las sombras de un bosque que agoniza, algo que es muy visible en estos versos del poema titulado «A José de Espronceda»: «Del verso hiciste máscara y espejo,/invención y verdad,/mensaje y arte./Tu poesía es como tu vida,/rebelde, luminosa, justiciera...» (pág. 67).

Ese aliento rebelde, humano y agridulce, de denuncia social, conecta los poemas de Y de pronto Rimbaud con otros textos inolvidables de Munárriz, aquellos antológicos que escribió hace ya unas décadas, cuando colaboró con el maestro Aute en un disco mágico, Forgesound, donde aparecían letras deliciosas, ingeniosas e hilarantes, dedicadas a funcionarios, evasores de impuestos y políticos corruptos de aquella curiosa España predemocrática, pues estamos hablando de 1976.

Casi medio siglo después, el genial poeta nos ofrece esta hermosa gavilla de poemas rebeldes, deliciosamente también tiernos e irónicos, donde nos asaltan versos como estos dedicados al ardor guerrero y militar: «El lustre de las botas altas, negras,/el regusto animal del correaje,/la frialdad del bronce de la hebilla…,/la verticalidad del espinazo…,/que posterga razones y otorga suficiencia» (pág. 53). Los versos de este poema, titulado «Marcialidad», junto a los de «Sería bueno», un apunte irónico sobre la monarquía y la democracia, y los de «Aquellos días», un hermoso poema dedicado a Miguel Hernández, dan sobradas muestras de la calidad enorme de este libro humanísimo, lúcido y valiente. Dividido en cinco bloques, cohesionado por una fuerza poética envidiable, Y de pronto Rimbaud es un poemario que conecta con nuestra visión de la realidad humana y social de un país que se debate entre la angustia de la corrupción, la desgana ética, la falta de perspectivas en un futuro, el desaliento moral y el desencanto.

‘Y de pronto Rimbaud’. Autor: Jesús Munárriz. Editorial: Renacimiento. Sevilla, 2019.