No es fácil hallar dentro de una gran novela, en cuyo interior se abren sendas, vericuetos y distintos ramajes argumentales extraordinarios, la definición exacta del mensaje que esta deja, al final, en la retina del lector, pues no importa tanto en el fondo lo que dice (en esta ocasión es muy hermoso el argumento: la relación amorosa de Omid y Malena) sino lo que su lectura nos sugiere y nos hace sentir a cada instante, en cada página, mientras nos adentramos en una especie de floresta que mueve una brisa romántica especial. Los libros mejores, esos que relampaguean como haces de luz en mitad de la penumbra, son aquellos forjados por la nitidez, la hondura y la sublime emoción que nos depara la arquitectura estética del engranaje que envuelve su argumento, como ocurre en esta novela seductora, Escrita en tu nombre, donde se aúnan y amalgaman la calidad literaria, el limpio estilo que emplea su autora, con el halo delicado que impregna un relato absolutamente actual escrito en un tono poético y genuino, de una singularidad nada común.

Amelia Noguera, autora de este libro, había dado a la luz hasta el momento tres novelas: La marca de la luna (2014), La pintora de estrellas (2015) y Prométeme que serás delfín (2016); no obstante, es en esta donde despliega especialmente, usando un estilo ágil e incisivo, a la vez que lírico en pasajes deliciosos, toda su sabiduría narradora, entregando al lector una historia que subyuga por su tono elegante, su cálida ternura, su aliento romántico y su sensualidad. Pocas escritoras consiguen dibujar una historia de amor auténtica y genuina sin utilizar términos prosaicos, usando una voz tierna y sensitiva, a la vez que dramática en algunas ocasiones, incluso, en otras, rebelde y muy incisiva, de coherente denuncia social sin desviarse ni siquiera un milímetro hacia lo patético, eludiendo siempre el mensaje panfletario, pues estamos ante un libro de luminoso amor, algo que enseguida logramos percibir: «...me acaricia el pelo, quizás piense que ya estoy dormida, no puede ni imaginar que no voy a volver a dormir jamás, no vaya a ser que esta felicidad se duerma conmigo y no despierte nunca» (Pág. 24). Estamos, sin duda, ante una historia de amor diáfano, pues lo que en esencia vertebra este relato, Escrita en tu nombre, es la melancolía, los silencios y las huellas, la herida del amor en una mujer que subyuga por su autenticidad. Al mismo tiempo, lo bueno de este libro no radica en la nitidez de su mensaje (como antes hemos dicho) sino más bien en la atmósfera romántica que Amelia Noguera elabora sabiamente en cada pasaje, fragmento, o tenue párrafo, de un relato imbricado por varios tejidos narrativos (amoroso, sensual, intimista, o de retrato de calado social) que, de un modo muy coherente, dan consistencia, sentido y solidez a una historia que acaba adherida a nuestro espíritu desde las primeras páginas del libro. La historia amorosa febril de Malena y Omid proporciona al lector momentos de felicidad que uno solo encuentra en las obras literarias que dejan muescas de luz en nuestro recuerdo, pues no todos los libros, aunque tengan calidad, acaban calando en mitad de nuestro tuétano. Solo cuando en una novela o un relato la materia narrada, como sucede aquí, tiene un magnetismo poético que conmueve podemos decir que es un libro inolvidable. Escrita en tu nombre es, por tanto, una de esas obras que quedan grabadas en la retina del corazón. La protagonista, Malena, es una mujer que busca el amor luchando contra lo que le rodea (la economía de sus padres es delicadísima y la familia de Omid, su amor platónico, ha sufrido el infierno de la guerra entre Irak e Irán) y contra su persona, pues dentro de su mente se mueven y rebelan dos egos de sí misma, Magdalena y Magda, con los que Malena debe armonizar. El resultado final es esta floresta romántica de papel donde entra el lector a disfrutar mientras pasea entre historias sublimes que dejarán sin duda una muesca de gozo y nostalgia dentro de él.