Flores de la melancolía

El poeta, dramaturgo y narrador granadino Enrique Morón (Cádiar, Granada, 1942), autor de casi una treintena de títulos de poesía, ha publicado un nuevo poemario titulado Umbral del invierno. Estructurado en cuatro partes, cuyos títulos son «De la naturaleza», con 16 textos; «Palabra de amor», con 21; «Intimidad», con 22 y «Extraños tiempos», con 18, se trata de un poemario que ubica al poeta y al lector en el atrio de la vejez. Ignoro si podría calificarse a ésta como poesía de senectud, aunque es cierto que algo hay de ello en el libro. Respecto al primer apartado o conjunto de textos agrupados bajo el denominador común de la naturaleza, amiga y confidente del poeta a lo largo de toda su trayectoria, espejo de sí mismo y de sus más radicales señas de identidad, hemos de decir que también aquí ocupa un lugar señero y distinguido. Se trata del huir del tiempo, del transcurrir de las estaciones, y en ellas la predilección por el otoño, aunque el poeta se sabe ubicado en el umbral del invierno. Entre sueño y vigilia discurre el devenir de la vida y sus caminos para Morón, con ese cálido aliento machadiano que nos evoca en muchos de sus versos. Naturaleza, pues, como compañera y aliada, como forma de ser y de sentir la vida, como conciliadora entre intimidad y realidad, reflexión y escritura poética, bucolismo y aliento juanramoniano. Sólo el amor parece salvaguardar al poeta de la melancolía y el desvalimiento del paso del tiempo. En la segunda parte, «Palabra de amor», surge con fuerza el sentimiento de la soledad y el desamparo que supone la inminencia de la vejez, sostenible y llevadera por el apoyo que mutuamente se prestan los esposos, con el temor de perder al otro. Una mirada dice más que mil palabras que, por otra parte, ya no se hacen necesarias, pues la complicidad en la pareja es absoluta. Se trata de un silencio elocuente, basado más en el sentir y en el saber que en el ejercitar. De inmediatos o contiguos, íntimamente vinculados a los poemas explícitamente calificados de amorosos, vienen a ser los que integran el siguiente apartado de «Intimidad», donde el poeta reflexiona sobre la muerte a través de la flor que la representa: los crisantemos, el olvido o la plenitud vital ante la que se ubica el ser humana en la antesala de la vejez, la memoria o el silencio, la melancolía o la memoria. «Extraños tiempos» abunda en temas como la soledad o la intimidad, considerada un bien precioso en extinción, el significado de la amistad, la juventud, los consejos a su nieto o el consuelo de la poesía. Umbral del invierno es un libro intimista y reflexivo, melancólico y sincero, en ocasiones hasta el desgarramiento, expresión de generosidad y hondura de un hombre y de un poeta verdadero.