‘El extraño escritor y otras devastaciones’. Autor: Francisco Onieva. Editorial: Espuela de Plata. Sevilla, 2016

Quizás más conocido por su vertiente poética, Francisco Onieva va trazando una base también en el terreno de la narrativa, en concreto en el relato, con este su segundo libro.

Hallamos un autor con piezas que nos invitan a pensar en una mirada más universal, quizás trazando una cierta distancia con el contenido y tono del anterior trabajo, desligándose de la raíz en cuanto puede anclarnos demasiado a un punto fijo. Por ello, desde el principio, hay un sentido de apertura ante el lector, de mostrar, en construcciones basadas no solo en el lenguaje, sino también en los detalles, cómo se van disponiendo en sitios estratégicos, con una intención, con un significante que implica también un cierto significado, dentro de una escena y un movimiento.

El magnetismo con el que se nos muestran los personajes, esa aura invisible que los dota ya de cierta fuerza desde su aparición, puede hacer que nos distraigamos frente a lo estructural del cuento, la naturalidad con la que se sucede la acción -porque hay acción, el movimiento genera que estemos atentos, que el interés crezca, no se pierda- dulcifica, de alguna manera, y eso también a través de un lenguaje sobrio y bien dispuesto, la llegada de ese momento de ruptura, de conflicto. Si alguien te pisa, pero lo hace suave, sonriendo, de forma gradual, parece doler menos, pero te está pisando. El efecto viene a ser el mismo que si te pisara de golpe.

Los personajes son relevantes en este libro, hacen que fijemos nuestra vista en ellos, en cada uno de sus gestos y actitudes, aunque en el cuento siempre es la trama la que decide. En teoría no da tiempo a que profundicemos en esos personajes, pero Onieva logra atisbar para los lectores algo de ellos, algo jugoso, breve e intenso, porque el cuento es así, debe funcionar así, en esos márgenes de lo reducido.

Las relaciones humanas, de pareja, ese continuo desequilibrio entre lo que uno o una desea y lo que se encuentra, ese desnivel dando paso a algo más que una simple inquietud, también es un núcleo muy a tener en cuenta en este volumen. Lo social y lo humano ocupan un lugar de privilegio en la columna que vertebra este libro.

Quizás podríamos hablar de cuentos realistas, un realismo «calculado, planificado» por el autor para crear una atmósfera muy concreta, en la que no tiene cabida ningún resquicio hacia lo fantástico. Es dentro de cada pieza dónde suceden las cosas. No fuera. Y en ese espacio conviene manejar la tensión narrativa con limpieza y claridad.

Está muy presente en este libro el maltrato de la mujer, mostrando, sin confirmaciones moralistas, exponiendo la crudeza de las situaciones, para que recalen directamente en la conciencia del lector. El papel de la mujer es el de alguien de este tiempo, que lucha contra las inclemencias de un sistema, pero en ocasiones no hay sexo ni distingo, son personas, vidas que en un momento u otro, hastiadas de una situación a veces insostenible, son capaces de asomarse al abismo y tomar determinaciones cuya lógica de respuesta obedece a la desesperación, al extremo.