Paso páginas, tipos y espacios. Hay grandiosidad en el relato, en la lírica y el ensayo. Está uno de los nuestros al que siempre es aconsejable recurrir. Séneca. La sabiduría del Imperio (Almuzara, 2018). Alberto Monterroso ha trazado una magna obra sobre el intelectual cordobés. Una lectura para disfrutar en los meses de estío y redescubrir a quien fue uno de los pensadores más destacados de la edad antigua. Roma dio mucho a Córdoba, pero Córdoba también alumbró a Roma, como volvería a brillar siglos después con los omeyas. Aquellos que nos legaron la inmensidad universal de la Mezquita y de Medina Azahara, que este fin de semana es gran noticia.

El estante se abre también a Neorrurales. Antología de poetas de campo (Berenice, 2018), una selección de poemas de ocho vates aunada por Pedro M. Domene y en la que no puede faltar Alejandro López Andrada. La reivindicación de lo rural a través de tres generaciones de escritores que claman por las raíces, por la cultura del campo y su belleza.

Quedan también los Cuentos completos, de Rafael Mir (Diputación de Córdoba, 2018). Un despliegue de creación e imaginación de otro de los nuestros. Hay espacio para el relato, el ensayo y la poesía de cordobeses (no olvido Antes que el tiempo fuera, de Juana Castro, Premio de Poesía Ciudad de Córdoba). La creación está muy viva.

Y una última recomendación antes de que las páginas de Cuadernos del Sur se tomen unos meses de descanso. Desconocía la obra de Edmundo Paz Soldán. Páginas de Espuma ha publicado Desencuentros, una colección de cuentos del boliviano de Cochabamba que reúne sus dos primeros libros. Lenguaje directo, claro, esencial. Textos en los que la noticia se convierte muchas veces en fuente de inspiración. Relatos y microrrelatos. Finales sorprendentes, descarnados: «Ayer te vi, Valeria. Diecisiete años después del amor y del deseo. Qué cruel es el tiempo».

Buen verano entre libros.